martes, noviembre 20, 2007

Nada le causaba el mayor disgusto que no quedar satisfecho de lo que escribía. Era como si tuviese que atravesar una sala, desnudo, ante cien mil pares de ojos. Las cosas se hacían aborrecibles y la búsqueda de los errores se transformaba en algo muy semejante a encerrarse en el círculo oscuro de una sorda adivinación enrevesada, nada más figurativa, anterior al pensamiento; una adivinación de molusco ciego, solitario y perdido antes de la aparición del hombre, en la cual las palabras se descomponían, primero en letras y luego únicamente en dibujos aislados, lejos del alcance de cualquier inteligencia.
José Revueltas, Los días terrenales.

jueves, noviembre 15, 2007


Y a veces sin darme cuenta espero que ciertas letras se borren, ciertas ideas horribles.

A veces tengo el deseo de estar escribiendo encima de frases que no he podido tachar, frases malas que vienen cuando no quiero, que me dicen tonterías o yo misma. Espero que cambie, incluso ahora, escribir el cambio, la nota que haga muda la palabra y el pensamiento.
Sí, mi memoria es un poco como esas máquinas en donde se atoran las teclas y todas quieren tocar el papel al mismo tiempo. Lo que necesito es llenar de qus algunas de esas hojas.


Cuando espero siempre pienso en lo inesperado, en eso que ya sé que no sucederá.
De cualquier modo me cuento mis historias, me imagino posibilidades, encuentros, escenas que pasan un millón de veces por mi cabeza, soluciones a las escenas, caminos, enojos. No pasa nada. Es increíble cómo pienso en las cosas inesperadas que nunca suceden en mi vida.
Un poco absurdo. Lo absurdo es no darse cuenta.
Las cosas increíbles ocurren tan apretadas a lo cotidiano que verlas todas juntas parece casi inexplicable. Ayer me di cuenta que una farmacia en donde he comprado medicinas para el catarro se llama "Farmacia Unicornio", ese nombre sólo se podría encontrar en una narración, pero ha estado pegado en su imán para el refrigerador y nunca le puse atención. La geometría de la vida está pegada en el refri y podría no darme cuenta, podría cruzar todas las veces posibles y hasta dónde estoy un poco perdida, hasta donde necesito caminar con un jugo en una bolsa, con la mente en blanco, como si de verdad el tiempo no existiera.
Hoy leí que mañana lloverá en la ciudad de México.