martes, abril 22, 2008

Hoy recibí como regalo una libreta bellísima, pequeña, hermosa. En ella escribí mi nombre y todas las cosas que pongo al principio de las libretas, y después escribí una crónica entera de lo que hice en este cumpleaños porque no quería perder el mínimo detalle, como ha sucedido otras veces. Al menos tengo la intención de recordar incluso que el señor que vende flores afuera de mi casa estaba dormido en su silla.

Espero que no sea como otros cumpleaños que ahora se han quedado sin partes, casi borrosos, como ideas pero no como hechos. Soy obsesiva en esto de los recuerdos, por eso escribo de alguna manera. Los días se pierden en la cotidianidad pero apenas comienzo a leer textos pasados, cartas, hojas sueltas en donde quedaron diálogos, puedo conectarme con ese pasado inmediatamente y me gusta hacerlo, y aún así, hay cabos sueltos, palabras que han perdido su contexto y que a veces no logro entender.

Pues sí, olvido.

No sé por qué me acordé de un cumpleaños, creo que cuando cumplí seis años y mis papás rentaron un salón de fiestas que estaba muy cerca de la casa. Entonces pusieron una rueda de la fortuna y yo estuve dando de vueltas en esa rueda mucho tiempo. Así lo recuerdo: en cada vuelta me subían con un invitado diferente hasta que me harté de tanto dar vueltas. Pero la pasaba muy bien, porque estar en mi carrito subiendo y bajando me daba cierta privacidad que me hacía disfrutar mi cumpleaños. No sé porqué este cumpleaños es de cierta manera una reminiscencia de esa felicidad que sentí hace ya varios años.

Sí, una alegría que se prolonga con los días y los licuados de fresa y las lecturas sobre Orozco y la música de Norah Jones…

domingo, abril 20, 2008

yo te maldigo

bailarina de piedra.

Yo soy como la bailarina de piedra: siempre doy bailecitos como si tuviera piedritas adentro de los zapatos.

Los recuerdos de este año llevan la huella de otros recuerdos, quiero decir, se han marcado de instantes que no son recuerdos míos pero que ahora significan tanto como si fueran míos. Marcas, signos como kanjis que no significan un recuerdo, sino la cadena completa de acontecimientos, pequeños rastros que han hecho de mí la persona que soy ahora. Me he vuelto tan diferente que yo misma estoy sorprendida. Lo siento como un paso (no) más allá. Estoy en un desplazamiento continuo en donde mi propia cotidianidad da pequeños giros, apenas perceptibles, pero de tanta intensidad que me es difícil saber cómo o por qué el año se fragmenta tan rápido, sin concesiones, pero extraordinariamente hermoso. Como si la vida pudiera recortarse en muchas imágenes y acomodarse de modos diferentes que me amoldan los pensamientos con colores primarios, y algunas veces imágenes y memorias que se llevan en la manga del suéter como algunas cartas.

Y lo demás se va deteniendo con sus detalles, con esa paciencia que se le tiene al tiempo, y sí, si todavía me da la gana idear sorpresas, si todavía me escribo clasificaciones en las muñecas y si el mundo me importa un poquito más porque tiene un graffiti nuevo eso es más que suficiente para sentirme viva y ser feliz.

Si eso me hace feliz es porque hago de las cosas situaciones, me poseo, día a día, me inscribo de maneras diversas y me gusta hacerlo. Ese privilegio no verbal de cada uno de mis recuerdos hace que este año sea especial.

Por último: Siempre he tenido singular emoción por años pares y cumpleaños pares.

Una frase de mi amiga Zenia Yébenes, que dijo más o menos así: “…siempre hay un olvido forzado… como no tenemos otras palabras hay que dinamitar las palabras desde adentro para utilizarlas de otro modo”.

El unicornio

nos contemplaba

desde la atalaya de ojos

del novísimo

castillo de alas

yo te maldigo

bailarina de piedra.

Un tintero

y metimos al unicornio

en ese tintero

el silencio de los mudos

no es silencio

yo te bendigo

hada madrina

brazos en cruz.

Pedro Casariego en La risa de Dios

domingo, abril 13, 2008


Todo el día escucho in Rainbows como sólo había ocurrido con Ok Computer.

Estos días han sido como esas figuras que se van uniendo con puntitos numerados y que sólo hasta el final, a veces un poco antes, sabemos cómo va quedando el animalito, la planta verde, el café sobre la mesa.

Dibujitos al margen, sin pensamiento, sólo contornos, manchitas y algunas estrellas de cinco picos.

Pequeñas marcas de estar contenta.

Tal vez demasiada alegría amarilla.

Sueños con llaves perdidas.

Tal vez in Rainbows…

viernes, abril 04, 2008

Por fin abril...
el mes más cruel...
lilas en la tierra...
calor, mucho calor
(Suspiro largo)

No sé por qué me siento tan bien, en realidad no debería porque tengo muchas cosas que hacer, pero aún así hay algo dentro de mí en donde no importa nada, sólo este sentimiento de bienestar.
Esta felicidad nadie me la puede quitar, ni siquiera las cosas urgentes.
Quisiera que todo el mes sea justo como esta mañana del viernes: a tiempo de abrir puertas. Temprano se puede hacer todo.
Es temprano.
Y si es temprano todo puede ocurrir.