lunes, septiembre 22, 2008

Hace menos de una semana se murió mi abuela.

Le dio un paro respiratorio por el enfisema que tenía y su corazón, aún así, siguió latiendo incluso después de su muerte, después de veinte minutos sin respirar, poco a poco su corazón se apagó del todo, poco a poco se fue enfriando de sus manos.

No sé si eso les pasa a las demás personas que enferman de cualquier cosa que no sea el corazón, pero me sorprendió mucho que su corazón, como el de Poe, siguiera vivo unos minutos más. También me sorprendió verla muerta, la sorpresa ante la muerte del otro es inevitable porque no puede ser que el otro haya muerto, eso pasa por mi cabeza “no puede ser que esté muerta”. Y su cuerpo era parecido al de Frederik, hay algo en la muerte que hace a los cuerpos similares, la ausencia del otro se hace evidente en los cuerpos una vez que no responden, ya no más, ya no más, ya no más.

Días antes de morir me dio a su gatita Anubis.

Anubis se dio cuenta de su muerte y comenzó a correr como loca de un lado a otro, se subió a uno de los libreros y estuvo inquieta hasta que se fue ese miedo invisible. 


Mamá Yuyis, te extraña tu tita.

miércoles, septiembre 03, 2008

Ahora el tiempo pasa con absoluta agilidad frente a mí. De una manera impresionante, los días han sido como esas partículas que se ven en el aire cuando hay mucha luz, flotan en sintonía con el aire sin tocar el suelo, y de esa forma acompasada se ha tejido la emoción, poquito a poquito, mi vida otra vez a punto de cambiar, con la misma transparencia de las particulillas del aire, ¿esas partículas no tienen nombre? Qué chistoso, tal vez tampoco esa manera liviana y agradable en la que transcurren mis días tenga algún nombre.

Septiembre, cambios, fines de semana ovilladita en sábanas calientes…

Suspiro largo.

De alguna manera siempre termino por rescatarme en los momentos de felicidad. Llamo felicidad a los momentos en los que realmente me siento muy bien en donde estoy, con la persona que estoy, y respiro y veo y pienso, en esos momentos el tiempo pasa como un pianito de Radiohead… o todos quieren ya ser gatos jazz…

Quizá por lo mismo he engordado y hoy soñé con eso.

Quiere decir que hasta mi inconciente ha considerado mi gordura como un real lacaniano que aparece en mi sueño para atormentarme y despertar sobresaltada.

Bueno, por primera vez he considerado ponerme a dieta.

Gatos jazz.