jueves, abril 30, 2009


La verdad es que no creo mucho en la influenza. Borro absolutamente todos los mails que mandan a granel, pero ¿por qué lo hacen? Ya sé que la pandemia es mundial, una amenaza para el ser humano y que hay que usar guantes o lavarse las manos cada dos segundos, que hay que usar tapabocas, que el temblor del otro día. Qué aburrido, de verdad, no me manden esos mails, son horrendos, ni los abro. No me interesan. Descreo de todo. Ya no estoy usando tapabocas y hoy tampoco fue necesario porque la plaza de Coyoacán estaba semidesértica, “semi”, esa plaza nunca se vaciará, ni con la peste porcina ni con nada; el jarocho está abierto y sí, hoy había una cola -más pequeña de la normal pero HABÍA COLA-, todas las bancas estaban ocupadas. Había gente en el mercado. El señor de las flores se sigue poniendo. La señora que pide limosna sentada en un banquito estaba ahí: pidiendo limosna con tapabocas. No se ponen todos los puestos de la calle Allende pero sí los que seguro necesitan seguir vendiendo para vivir. En el mercado no hay la misma gente de siempre, pero no había un pasillo que me indicara que estaba todo cerrado ni nada por el estilo. La señora Celia, que me vende las verduras y las frutas, ayer todavía usaba tapabocas pero hoy ya desistió de hacerlo, uno se acalora horrible con esas cosas. Ay la señora Celia es una persona buena, por ella creo que no nos pasará nada. Siempre me pregunta qué voy a cocinar, y hoy me preguntó que por qué ya no llevaba fresas, y la verdad es porque exploté al máximo la ensalada de fresa con mango y ya tengo que cambiar el menú so pena de que se aburran en casa (“so pena” qué frase, creo es la primera vez que la escribo pero así vino a mi mente). Con todo y que no tengo que ir a ningún lado y que la oms dice que permanezca en casa: Sigue haciendo mi día ir de compras al mercado. Hoy hice algo que nunca había hecho: esconderme del que antes me vendía el pescado. Hoy decidí que ya no le compraría a él, no porque sea malo, si no porque falta mucho y cuando sí va llega muy tarde, eso me ha hecho ir a comprar a otro puesto en donde también me tratan muy bien, así que hoy decidí deliberadamente decirle que no llevaría pescado y me fui al otro puesto. ¿Por qué le voy a guardar fidelidad cuando he tenido que comprar mi pescado en otra parte porque no va o llega tarde? Como el otro puesto está sobre el mismo pasillo hice como que me daba la vuelta en los pollos y llegué por atrás del puesto. ¿Por qué no le digo que no le compraré a él? Pues porque me da pena, también me daría pena que me viera comprando en el otro puesto. En fin: Mientras el mercado siga abierto por mí se puede caer el mundo.

lunes, abril 27, 2009

Hoy fui a mi antigua casa.

La casa en donde viví toda mi infancia desde un año hasta los trece.

Despué esa casa la habitó mi abuela y cuando ella murió mi tía conservó todas las cosas como si un día mi abuela fuera a llegar; su cama usa la misma colcha, su taza para el café está en la alacena, su pastillero y su peine están en la cómoda, en fin, todo sigue como si ahí viviera mi abuela, cuando en realidad nadie vive ahí. Sólo mi tía ocupa esa casa cuando viene de Puebla y hoy me invitó a comer.

Mi antigua casa tiene cosas que nunca cambiaron cuando mi abuela se cambió a ella. Como los pisos, los techos altos, el tapiz de los cuartos, las cortinas, la cocina y el baño.

Hoy que entré al baño al cerrar la puerta ésta se atoró al cerrar, y recordé que esa puerta siempre estuvo caída y nunca cierra, se atora antes de cerrarse y hace un ruido porque choca con el piso. Hoy escribo por ese ruido. Porque estuvo conmigo todos esos años y hoy vino a mí primero como una sorpresa pero después como un viejísimo recuerdo. De golpe recordé que era imposible encerrarse en el baño, después recordé mi cuarto, las cosas que pegaba en la pared, el cuarto de mi hermana, las veces que jugaba en la sala, mi gata Oasis, la Copilli, de pronto era una aglomeración de imágenes que se dieron en ese espacio y que ahora ya no es, que un día dejó de ser. Y pienso que al menos ese ruido de la puerta sigue, ese piso de colores, que tal vez si no estuvieran no podría recordar las cosas como sucedió hoy.

Sentí algo parecido a la tristeza pero al mismo tiempo una alegría muy por adentro de los recuerdos, el pensamiento de... bueno, esa casa tiene recuerdos que me hacen ser, es así. Por instantes tuve a los playmobil encima del piso verde, delimitando sus casas en cuatro por cuatro mosaicos. Y ese recuerdo es mío ya por siempre.


domingo, abril 26, 2009

De las cosas que me emocionaron en mi cumpleaños y los días después, influenza, etc...


Bueno, ya no es mi cumpleaños pero la emoción me duró todos estos días que me la he pasado haciendo cosas de lo más variado.

Hace unos días decía que a mí sí me gusta que me festejen y que me canten las mañanitas y morder el pastel y ay tantas cositas así. Ese día me levanté a las seis de la mañana porque fui a Santa Fe y después regresé a mi casa de manera supersónica a bañarme y ponerme guapa y preparar aderezos y comprar la comida árabe y abrir los vinos y sentarme a esperar a mis invitados. Guau me la pasé bien emocionada todo el tiempo, estuvo muy contenta y al final del día me acuerdo que ya no podía tener los ojos abiertos y me dormí muy rápido siendo que casi siempre me tardo un poco en dormir.

De los regalos que más he disfrutado es estar escribiendo en una nueva compu que no se salta a escribir a otro renglón o que me deja escribiendo en el aire quién sabe por qué o que de pronto ya me abrió otra página, en fin, además de que no tengo que batallar con la letra “o” que estaba muy durita esa tecla. También he pasado harto tiempo observando un caleidoscopio de aceite buenísimo… regaló de mi Comadre. Todo estaba relativamente bien hasta que el viernes suspendieron las clases y no pude ir a mi clase de tap y lo que es peor no pude ir a la cita que tenía con mi asesor para saber sus opiniones finales sobre la tesis completa. Pero la verdad es que prefiero hablar de los múltiples regalos para comenzar estos 25 años:

Que Isolda me dibujara un comic; en donde viajamos al mundo de las Graces en donde somos liliputs y asistimos a la representación de un cuento mío.

Que Konstante cantara  “Mírame” (aunque me debe una pizza).

Y de las cosas que quedaron pendientes fue la etimología de la palabra Pájara y su evolución a la Pakarda.

Por cierto ayer fuimos al Hard Rock Café, Elsa, Grace, Alberto y yo. Fue la última presentación y estuvo poca madre, aunque pudo estar mejor si la delegación no hubiera llegado a cerrar el lugar y corrernos a las diez y media. El caso es que nos tomamos una botella de vodka, órales, una botella Elsa, entre los tres porque Grace no tomó nada. Había un evento de motocicletas y entregaron la moto edición especial para el Hard Rock, y Konstante cantó unas cinco rolitas (estrené mi nueva cámara canon) y después nos llevaron la cuenta y nos tuvimos que ir. Hoy amanecí con una sed de siglos, con la noticia de que no habrá escuela hasta el 6 de mayo, que las cosas se ponen cada vez más graves. La única medida que he tomado es usar tapabocas y tomar un chochito homeópata disque para la influenza. Qué mal, ahora no tendremos clases hasta el 6 de mayo. Qué pasa con esta ciudad. No podemos quejarnos, primero se cae una avioneta en el periférico, ahora hay una epidemia después sálvese quién pueda. No es por nada pero es de las cosas que hubiera querido que sucedieran cuando estaba en la secundaria, no ahora que más bien me ponen nerviosa. Me alarma la situación cuando se dice que la UNAM (salvo cuando fue la huelga) no había suspendido clases desde 1985 y eso porque ocurrió el terremoto, que la Iglesia no había suspendido misas desde la Guerra Cristera, en fin, que algo se ha salido de control y cuando veo a las personas en la calle pareciera que a nadie le preocupa.

 

 


¿Qué nos depara?

lunes, abril 20, 2009

Mañana es mi cumpleaños número veinticinco.

No me siento vieja, ni me da crisis de la edad, ni nada por el estilo, la verdad es que un amigo de mi misma edad hizo un tangote porque cumplió veinticinco y me pareció una tontería, estoy muy contenta, ¿por qué no? Hasta el número 25 se escribe en una sola palabra, todavía no es treinta y uno por ejemplo que son necesarias más de una. Y además mi pareja también está cumpliendo en una sola palabra su edad y eso me encanta. Ya recibí felicitaciones, de las personas importantes que están pendientes de la fecha, como mi tía Queta. Y alguna que otra estupidez, una persona que pensé digna de más inteligencia que me preguntó, “y qué tal tus veinticinco, ¿muy feliz y muy publicada?”… Después sentí un silencio incómodo entre mi computadora, el mensaje que leí en mi mente y yo… en fin.

“Muy publicada”, pues no como quisiera, pero por lo menos tengo un libro que está dictaminando Alfaguara y otro en concurso.

“Felicidad”. Me cae gordísimo eso de decir pues sí soy feliz. Porque la verdad es que no soy nada feliz cuando manejo más de una hora bajo el rayo del sol cayendo en la lámina de mi carro... no soy nada feliz cuando se me entierra una uña en el dedo; no soy feliz cuando me enfermo de gripa, no soy feliz cuando me molesta la impertinencia de la gente, no soy feliz cuando no salen las cosas como quisiera, no soy feliz cuando me encuentro personas desagradables en la facultad. No soy feliz sobre todo cuando me acuerdo de la gente que se murió el año pasado como Frederik, no, no lo soy, no soy nada feliz acordándome de que Frederik debería de estar leyendo mi blog y titulándose y trabajando y yéndose a la playa de vacaciones, no me hace nada feliz ni siquiera escribirlo, no me hace feliz ver su perfil en el Facebook y saber que está muerto: no me hace feliz la gente pendeja de la facultad que se ceba en su muerte. No lo soy.

Pero cuando llego a mi casa soy muy feliz cuando la Anubis pasa por en medio de mis piernas, cuando siento que “ya llegué”, que me puedo acostar tantito en el sillón del estudio y dormirme una media hora. Soy feliz cuando estoy con mis amigos, cuando veo las dedicatorias que me escribió Frederik, cuando leo alguna de sus cartas, soy feliz cuando escucho las canciones que compone Esteban en el cuarto de junto, soy feliz cuando estoy con Alberto y le doy masaje en las manos. Soy feliz cuando invito a mi hermana a comer y hablamos de recetas para hacer nuevas ensaladas y somos sólo ella y yo y nadie nos molesta. Soy feliz sobre todo cuando estoy sola en mi cocina y preparo de comer y escucho música desde la sala. Sí soy feliz, una felicidad muy sutil, muy amable, no es una felicidad escandalosa de la que deba hacer alarde. Pienso que es una felicidad serena, no es una felicidad obscena como para responder al mail: Sí soy muy feliz y qué pedo. No para nada, creo que nadie podría soportar una felicidad arrolladora, emocionante, pasional-que-todo-lo-altera-a-su-paso… no por mucho tiempo. Pero por ejemplo, en este momento escucho “Between de Bars” y me mata de alegría, de emoción… Además ayer o anteayer soñé con un verso de esa canción que va así “the people you've been before that you don't want around anymore, that push and shove and won't bend to your will”.

Es así. Es como ese verso, tan sutil pero al mismo tiempo arrollador, así llegan mis veinticinco años, dejando atrás unas cosas, la gente que no quiero alrededor, la que se ha muerto, y recibiendo la que está conmigo, la que estará este año, la que me hace ser la Idalia del 21 de abril de 2009. Soy feliz sobre todas las cosas que puedan pasar porque escribo porque no puedo dejar de escribir, porque sé que eso es lo que haré hoy, mañana, pasado, el siguiente año y dentro de otros veinticinco años seguiré siendo escritura, palabra, lenguaje que es al final lo que me apasiona y me sujeta al mundo.

Eso es.

Feliz cumpleaños a mí misma.

 

Nací un 21 de abril de 1984 en el puerto de Acapulco a las 12:34 de la madrugada.

Así que después de esa hora pueden empezar a felicitarme.

 

Soy Tauro y mi año chino es la Rata.

Soy Agua en el signo Azteca: Agua 11.

Soy Idalia Sautto.

Soy Marie de Laos.

 

 

 

 

 

viernes, abril 10, 2009


Hoy fui al superama a comprar la despensa y cuando regresé a mi casa: ¡Sorpresa! ¡Qué alegría y qué emoción! ahí estaban los esténciles de Konstante. Ufff... Me alivia ver estas imágenes, pensé que no las vería.
En todo el mes de abril: presentaciones de Konstante en el Hard Rock Café, jueves, viernes y sábado, los que no fueron ayer pueden ir hoy o la próxima semana.
Los esténciles de Konstante hechos por Mother Monkey Collective. Muchas gracias quedaron supersónicos: Konstante Rules. Iré a darme la vuelta por Coyoacán a ver si veo otros.

Entre otras cosas ayer tocó mi amiga Grace en el Hookah de Santa Fe (que está bien nice). Sí, esuvo poca madre. La pasamos muy agradable y fumé una Hookah de la casa (de frutos secos con menta) después de más de dos años de no fumar nada, fumé y no estuvo nada mal. Alberto se resistía a fumar pero a la mera hora ya no quería dejar la pipa, creo que a este restaurante la ley de no fumadores no aplica o les vale gorro. Además de que probé el Absolut de Pera, y me gustó. Hoy que fuimos al superama preguntamos por este Absolut y es el único que no manejan, así que compramos Ruby Red.

Disfrutando de estos días sin ir a la Facultad y no hacer otra cosa más que mi tesis, claro, y tomar vodka y sentir como el calor va aumentando...


viernes, abril 03, 2009

Hoy es tu cumpleaños y no puedo dejar de escribir la emoción que me causó ver ese video que te preparó Esteban en donde se encierran tantos momentos mágicos: ahí estuvimos juntos. Ese video es el reflejo de que somos una familia y tal vez por eso la pregunta de Esteban, ¿por qué no tenemos una foto de los tres? Ahora ya tenemos hasta el otro video para futuros videos.


Alberto, quiero llamarte por tu nombre aunque siempre te llame por otros nombres, tú sabes que las cosas que quería decirte ya te las he dicho o más bien ya te las he escrito de mil maneras buscando siempre gramáticas que ajusten los te quieros por lados de tu corazón que se acomoden a ti con alegría.
Aún así hay algo que no puedo dejar de leer para ti:

En su origen las montañas tenían grandes alas. Volaban por el cielo y se posaban en la tierra, a su capricho. Entonces la tierra temblaba y vaciñaba. Indra cortó las alas a las montañas. Fijó las montañas a la tierra para estabilizarla. Las alas se conviertieron en nubes. A partir de entonces las nubes se recogen en torno a las cimas.


Te quiero y me alegra que estemos juntos en este día tan especial.