miércoles, agosto 18, 2010

No sé todavía cómo ponerle las orejas a este conejo para que parezca conejo y no perro.

sábado, agosto 14, 2010

Cosa de niños


El otro día fui a un mítico lugar en donde pude comprar un arsenal de libros –todos para niños-.
Así me hice de “Chocolata” de Marisa Núñez y Helga Bansch. “El gran viaje” ilustrado por Gabriel Pacheco. “Tres deseos” de Eva Mejuto y Gabriel Pacheco. “El sueño de Pablo” de Antonio Ventura y Pablo Auladell… este libro trae un hermoso homenaje a “Los tres erizos” de Javier Sáez Castán. Y conseguí por cierto “El pequeño rey: director de orquesta”, es el segundo libro de esta serie y está muy bello, me gustan mucho las imágenes del pequeño rey.
También me regalaron “Kafka y la muñeca viajera” de Jordi Sierra Ifarra, es una novela juvenil: hermosísima. Esta novela es creada porque hay una anécdota contada por la última mujer que tuvo Kafka, que según dice Kafka en el último año de su vida se encontró con una niña que lloraba desconsolada porque había perdido a su muñeca, y para que dejara de llorar le dice que no se ha perdido simplemente se ha ido de viaje… Y en ese instante comienza una aventura que me conmovió como pocas novelas lo han logrado. Si pueden conseguirla se las recomiendo muchísimo.
También leí “Marizul que sueña que sueña que sueña” de Bernardino Rivadavia y Maurizio Quarello.
En un reino que quedaba lejos de todas partes reinaba un Rey que era tan bueno que hadas y duendes pasaban las vacaciones en ese reino. Pero tenía tiempo sin poder dormir, y llevaba infinitas noches probando con muchísimos remedios para conciliar el sueño y nunca lo lograba. Así que llamó al mago de la corte para que le hiciera una pócima y pudiera dormir. El mago encanta una fresa que de tan sólo olerla lo deja perdidamente dormido. Marizul, la hija del mago, llega con su padre y lo ve dormido, en seguida ve una fresa muy roja y muy rica, así que se le antoja y se la come. En ese instante Marizul queda perdidamente dormida y comienza a soñar que sueña y que sueña. En cada sueño se encuentra con distintos personajes que son tan absurdos que hacen recordar el país de las maravillas. Me gustó esta parte del cuento:
Tendrás que decir quién es más capaz de guardar un secreto: Yo olvido que recuerdo que recuerdo que olvido. Gritó el alto.
Y yo recuerdo que olvido que olvido que recuerdo. Gritó el bajito.
¿Cuál es el más capaz?
Marizul pensó un poco y dijo:
Recuerdo que recordaba
pero ahora me olvidé hasta del olvido;
si recuerdo el olvido
no olvidaré el recuerdo
y podré ayudarlos.
es cuestión de esperar.

Fin de la cita.
Marizul me gustó mucho aunque siempre queda esa sensación de que es una historia que ha seguido ciertos patrones que se pueden ver en varios relatos como “Inciértico” de Marta Echegaray que al igual que la Alicia de Carroll sus protagonistas emprenden una enloquecida travesía en donde se encuentran muchas veces con personajes de toda índole, con escenas en donde se dan diálogos lógicos e ilógicos y al final vuelven a casa renovadas.
No pasa esto con otro tipo de historia que apuestan más a un álbum ilustrado que tan sólo hojearlos lo primero que asombra es la gráfica tan impresionantemente hermosa. Estoy hablando de “Los conejos” de John Marsden y Shaun Tan y “Greta la loca” de Geert De Kockere y Carll Cneut.
Bueeeeeeeeeeeno.
Me quedé consternada con estas dos historias. “Los conejos” me dejó triste porque es un acercamiento a lo grotesco de la humanidad y cómo ha devastado el mundo. ¿Quién nos salvara de los conejos?
Pero “Greta la loca” me dejó no triste sino turbada, desconcertada y pensando “Pero Dios mío, ¿esto es un libro para niños?” No, de verdad, creo que si yo tuviera un niño no le leería “Greta la loca”:
Greta, la que en lugar de querer, queretana, la que en lugar de gritar, gretaba, Greta, cada día más loca estaba.
Es una historia muy fuerte porque la estética es cercana a la pintura flamenca del siglo xvi, lo primero que nos viene a la mente es “el jardín de las delicias”. Sus personajes… toda una variedad de seres horripilantes, los hay desdentados, algunos vomitando pescados, otros con más de cinco ojos en el rostro, algunos están siendo devorados, linchados; otros deformes como un hombre que emerge desde su mismo ano y grita…
“Greta la loca” se va directo al infierno porque quiere darse al Diablo.
Y no hay un final feliz. Greta la loca se entrega al mismo Demonio que la verdad muestra su completa indiferencia porque es el Diablo, o sea no le importa nada ni nadie. Es más ni siquiera se asomó, ni se dio por enterado, ni intervino, no hizo nada porque es el Diablo. Y Greta se atraviesa con una espada y cae muerta. Y se muere.
Y la imagen final es Greta muerta y unos personajes vestidos de arlequines, algunos con máscaras (ya nadie está deforme) hacen una rueda y bailan a su alrededor.
Fin.
Nunca había sentido esta desazón con un libro ilustrado para niños. De hecho nunca había leído un libro que al final me dejara esa pregunta: ¿esto es para niños? Pues sí. Los niños de ahora, ¿quién los conoce? A lo mejor hoy en día Greta la loca es en efecto una cosa de niños y yo, pues yo me quedo atrasada, perturbada, completamente conmovida por este libro. Pero con todo y que es un libro oscuro, es un libro bello.
Les dejo el enlace en donde pueden leer todo el texto: Greta la loca.

Y bueno... este mes de agosto me esperan todavía muchas más lecturas.