lunes, agosto 25, 2014


Agosto en luna nueva en virgo, dice el horóscopo, es un mes en el que queremos concretar todo lo que se proyectó desde enero y apenas ahora entra una prisa loca por terminar todo antes de que termine el año.
En mi caso se han concretado las cosas y se han abierto otros espacios que me generan un reto y una emoción.
Agosto para mí es una apertura a otra etapa de mi vida: ser docente.
Tengo a mi cargo la materia de Literatura y por primera vez siento que tengo en mis manos un deber moral enorme con los chicos a los que les doy la materia.
Estoy dejando lecturas que me encantan y que me parecen pueden ser un detonante para que se ame la Literatura.
Ir a la escuela. Ir a la Biblioteca. Correr, comprar vino, tomar la bicicleta y patalear hasta la Roma en 15 minutos. Sentir el sudor bajar gota por gota en mi espalda.
Ir y venir. Hacer, escribir, acomodar.
Nuevas rutinas. Nuevo corte de pelo. Nuevas canas. Nuevo enfoque de comenzar a mirar las cosas.
Ganas de jugar a todo.
Incluso pensar que es posible ganar la lotería.
Jugar y no ganar.
Desanimarme pero volver a desear, el juego radica en fantasear, sentir ilusión, imaginar.
Jugar de nuevo por qué no.
Al final nadie te dará los números.

La suerte es arbitraria y la vida es más o menos como la suerte.


domingo, agosto 17, 2014

El verano llegó a su fin.

Llueve en la Ciudad de México.
Llueve porque todo ha salido bien porque en el pensamiento mágico surge esta frase:
los dioses han dado su consentimiento; todo estará bien; lo que es arriba es abajo.

Cinco semanas de pensar y concentrarme en hacer bien las cosas.

Mesas, sillas, listas, pegamento, crayolas, tijeras de punta redonda, cañón, computadora, y un montón de cosas que se necesitan para que una actividad termine exitosamente. Esas palabras rondaron en mi cabeza todo este verano.

El viernes pasado me despedí de un grupito de niños entusiastas. La verdad hay que ser entusiastas para sobrevivir un programa de verano de cinco semanas mientras son vacaciones, cuando yo era niña no sobreviví más de una semana en pumitas… pero estos niños lo hicieron, estuvieron ahí al pie del cañón recibiendo talleres de juguetes, de ilustración, de historia del arte, de cine, de música, de astronomía, de postales, de máscaras, de globos de Cantoya, hicieron de todo. Y aunque estaban activísimos durante el taller siempre querían su descanso para poder jugar a las escondidillas en el patio; se mancharon de lodo, patearon la grava y se iban por lo que ellos nombraron “los atajos” que en realidad era meterse entre las matas de lavanda, y lo tenían prohibido y lo sabían, porque los jardineros de la Biblioteca son como esfinges vivientes, celosos de cada ramita que cuidan, y salían por todos lados a gritarles a ellos y a mí que no tenían permitido ni correr, ni pasar, ni jugar... y aún así lo hacían, los desafiaban, a ellos y a mis regañadientes.
Estos niños fueron una luz. No hay otra palabra, los adoré, me hicieron reír, enojar, desesperar, sonreír, y el viernes me hicieron casi llorar cuando se acercaron a despedirse de mí, a darme las gracias y decirme que la habían pasado increíble.
Las cosas bellas también se acaban.
Adiós pequeños, que tengan buen inicio de clases, hasta luego.
Martín, mi niño preferido, el niño más inteligente y más travieso se acercó a darme un abrazo. Mi semblante de piedra tuvo que contenerse…
¡niños! ¡cuánto los voy a extrañar!

Un verano inolvidable, es una buena frase para decir lo que hoy llegó a su fin.




lunes, agosto 04, 2014

Alberto me preguntó: ¿Me quieres?

Abril me preguntó: ¿Será este un verano inolvidable?

Ismael me preguntó: ¿Vendrás a mi casa antes de que me vaya de vacaciones?

María Fernanda me preguntó: ¿Crees que debamos hacer público el blog?

Maritza me dijo: Esta máquina te contará muchas historias.

María Holley me dijo: Invítame a pasar un fin de semana a tu casa.

Grace me dijo: Las nubes aquí están más cerca que en Berlín.

Paco me dijo: A veces no sé si me gusta cómo dices las cosas.

Manuel me dijo: Eres una niña de piedra.



Yo les digo:


Claro que te quiero.

El verano inolvidable es un verano de ecobicis a toda velocidad en el carril del metrobus.

Quisiera que todos me invitaran un día a su casa para pensar que vivo unas falsas vacaciones de verano.

No importa si no es público, al final nuestras palabras están haciendo un recuerdo que se asoma y que comienza a mutar en la medida en la que pasa el tiempo. Nos alejamos de las primeras entradas, de las epístolas. Quizá la única salida es improvisar, una larga improvisación de frases, ideas y pensamientos incompletos.

La Olivetti azul agua es la materialización de la nostalgia.  Tic tic tic tic…
Impresión de letras, algunas más oscuras que otras, errores gráficos, imprecisiones, espacios entre letras no deseados.

Los fines de semanas son ruidosos. Más de lo que uno podría imaginar. En República de Cuba se concentran al menos 4 bares: La excelencia, La perla, El río de la plata y Del otro lado del río. En el cuarto piso se escucha todo, siempre hay una hora de la noche en donde tocan Wish you were here, también le llega el turno a Rata de dos patas, también se escucha Yo no sé mañana... Cuando estoy muy cansada cierro los ojos y me concentro en escuchar la fiesta de afuera, entonces me imagino a mí misma en alguno de esos bares, cantando con la gente, bailando, gritando la letra de las canciones... así hasta que sin darme cuenta estoy completamente dormida.

Las nubes que se acercan a la torre latino son el mejor descubrimiento del año.
Hay diferentes nombres de nubes, sólo que no recuerdo su nombre.
En segundo de primaria en la misma lección del sembrado de frijol, en el bote de gerber con algodón, también estaba aprenderse el nombre de las nubes.

A veces no debería decir nada. Siento que debo reservar las palabras que salen por la voz como si fueran escritura del aire.

El otro día sobre Reforma comenzó a llover. Los rayos caían a lo lejos y tronaban. A las seis de la tarde hay mucha gente en la avenida y no todos traían paraguas.
Llegué a mi casa empapada. Las bicis de enfrente aventaban agua que me mojaba la cara más que la lluvia que me caía directamente. Entendí para qué sirven las salpicaderas. En la Alameda todos se mojaban igual que yo y a nadie parecía importarle. Al final sí, la lluvia me dejó bañada pero había muchas personas que también estaban mojándose bajo la misma lluvia y nadie tenía prisa por llegar a algún lado.
Decidí bajar la velocidad, llegar con calma, disfrutar la lluvia, pasar a la tiendita y comprar tortillas de harina para cenar.



Ahora mismo:
La gran nube negra se está comiendo a la nube blanca mientras la empuja al sur.
Acabo de acomodar unos libros sobre el burro de planchar mientras me arreglan los libreros.
Estoy tomando una copa de vino y al parecer todo está en calma, adentro y afuera.
La voz de Kurt Cobain se pone en el random del iPod.
El unplugged de Nirvana siempre es una casualidad.
Este es el verano.
Ahora llueve, mañana hace sol y quizá después llueva y haga frío y el clima seguirá oscilando como el vuelo de una mosca.