domingo, julio 26, 2015



1.
No hablo ni pronuncio bien el inglés.
Pero quisiera cantar en el karaoke Common people, pero no sé si lo voy a lograr.
—Me gusta que digas whatsup y no whatsapp.
—Creo que We live again es mi canción favorita de Mutations
Estoy escuchando Common people mientras escribo.
Ayer se escuchó, se bailó y se cantó.
A veces me entretengo con alguna canción. Trato de descifrar la letra. Luego comienzo a numerar cosas que ocurrieron porque a veces no sé cómo empezar.
Y estábamos en una azotea.
En el roof garden, le llaman.
Ahora que lo pienso también fue en una azotea la presentación de J.
Ayer fue sábado de azoteas.
Algunas con vino tinto y otras con cerveza.
Desde ahí se podía ver el Monumento a la Revolución y un pequeño halo de luz hacia el cielo.
—Nunca he subido al Monumento.
—Yo tampoco.
—¡Subamos!
Pero lo del whatsup fue antes, en la mezcalería de la Alameda.
Cuando afuera llovía y yo no traía paraguas y estaba nerviosa.
Ayer y hoy no ha llovido. Aunque el iPhone dice que hoy lloverá.



2.
Escribir el presente es también escribir recuerdos que ya son pasado.
Mi tarjeta el día de hoy me dijo: Define un área como segura y úsala como ancla.


3.
Ayer, mientras estaba sentada en la azotea; mac book abierta con música, cerveza, mezcal, higos... sentí que estaba viviendo otra vida. Una vida que me gusta. Fue también comenzar a inventar rituales e ilusiones. Si fuera un guión sería el punto de encuentro entre dos personas.
Cuando las cosas marchan bien y no parece existir ningún defecto en nada.
Me gusta pensar que common people se une al atardecer, como las cartas de Brian Eno a la mañana y al café caliente y el café a las tazas de los Moomins y los Moomins a una primera envoltura del recuerdo porque no conozco a nadie que tenga una taza igual.
No hay otro referente; sólo la ventana, las plantitas siendo regadas con un termo y el sol pegándome en el cabello húmedo.
¿Es posible quedarse con el primer registro del recuerdo?


4.
Quiero poner esta pregunta aquí: ¿Cuántas cuentas de twitter tienes?


5.
Domingo de tazas de Moomins.
Domingo de desayunar wafles en el Vips.
Domingo de tender ropa limpia en la azotea.
Domingo de colocar nuevas canciones en la lista de M::I.
Domingo de decirle a Maritza que todo estará bien. (Seguiré comiendo ate de membrillo y queso cuando hable con ella, siento que eso me dará buena suerte).



domingo, julio 19, 2015





Caminamos sobre la banqueta.
Nunca había visto el letrero de esa panadería, dice 
P a n i f i c a d o r a
Es el tipo de letreros que materializan el pasado de las fotos viejas. 
Quizá esta colonia es igual de vieja que la colonia en la que crecí. He pasado muchas veces por esta colonia pero nunca por esa calle y por esa panadería.
Estamos de paseo y el perro trata de adelantarse, trata de jalar la correa.
Llegamos a la plaza de la República.
Él le quita la correa y arroja la pelota. El perro va por ella. Él la vuelve a lanzar.
De pronto soy testigo de la vida cotidiana de ellos.
Estoy junto a él presenciando el ritual de la pelota y de la plaza y del paseo.
Está nublado, el clima no podría ser mejor. No hay prisa por nada. Al parecer todo está en orden.
—Creo que estamos en la mejor ciudad del mundo.
—Yo también creo lo mismo.
—Sólo hay una ciudad que podría ser mejor y quizá esté en alguno de los países bálticos.
Yo me encojo de hombros porque nunca he ido a ningún país báltico. Pienso en el mapa de Europa. En algún momento de tercero de primaria iluminé todos los países con colores diferentes.
De pronto el perro ha perdido la pelota.
Nos acercamos y está adentro de una fuente: el perro y la pelota.
Camino por el borde de la fuente, siento el piso resbaloso. Sería horrible que me resbalara y cayera a la fuente.
Buscamos en el agua hasta que le decimos: aquí está.
El perro la toma y sale victorioso.
Él sigue arrojando la pelota.
Yo meto mis manos en mi chamarra y observo al perro ir y venir. Corre feliz. 
Corre y es feliz.
—¿Estás logrando tu domingo?
—Lo estoy sorteando.
—Últimamente los domingos se sortean y no se logran.
Él ¿sonríe?
—Estoy pensando en la carta que me salió en tu casa. Decía Do we need holes?
They certainly are there. Los rechazamos sin saber que los necesitamos.
—Sin vacío no hay juego. Pero no me hace más feliz saber la teoría. El problema es la práctica. El problema es acomodar el vacío, moverlo de lugar, nombrarlo, rechazarlo y apropiarlo de nuevo.



lunes, julio 13, 2015



Soy una extraña de mi escritura.

Quiero romper con ese pacto de realidad que he intentado disfrazar.
No me siento cómoda escribiendo. Me duele aceptarlo pero es la verdad.
Es como si de un momento a otro quisiera inventar cosas que no han sucedido.
Debería comenzar a hacerlo, sólo porque de otra manera tendría que permanecer en silencio.


Supongamos que ayer decidí ser turista en mi colonia.
Fui a Bellas Artes y visité la exposición de arquitectura del último piso. 
Después estuve sentada frente a Catarsis, el mural de Orozco. Me di cuenta que parte de las sombras del cuerpo de la prostituta que ríe son un poco verdes. Estuve observando cómo en pocos trazos está resuelta la silueta.
Por primera vez vi que hay unos dibujos hechos a mano y con tinta china de las fachadas del Palacio. También estuve viendo la maqueta que hay sobre el escenario.
Saliendo de Bellas Artes, decidí ir a Catedral y comprar un milagrito en forma de corazón.
Cuando llegué a vivir al centro compré en ese mismo lugar una casita dorada.
Al llegar a mi casa ajusté el milagrito en un fieltro gris que tengo a la entrada de mi casa. Cuando lo hice pensé, "tengo que cuidar mi corazón".


Supongamos que ayer decidí arreglar pantalones en la máquina Singer. 
M. fue a la casa por la tarde y le tomé las medidas.
Estuvimos hablando de la noche anterior. Y pusimos la playlist que hemos ido creando en Spotify. Mientras yo arreglaba los pantalones, M. se quedó junto a la ventana viendo los carros pasar. Luego estuvo observando largo rato las plantas hasta que fue a la cocina y en la tetera que me regaló en mi cumpleaños puso agua y regó las plantas. Le conté la historia de la nochebuena y luego de la mejorana que se había muerto y de cómo sustituí las plantas. 
Sobrevivieron el mes de abril, mayo y junio. Esas plantitas y cactáceas, lentamente han ido creciendo, las rojas se han ido poniendo verdes, los cactus han ido ganando espacio. 
Hubo un momento en donde se escuchaba Chromeo y el ruido de la máquina al coser.
Tengo una certeza, le dije a M., sé cortar y coser bien, sin dejar marcas, sin que sea un centímetro menos o más. 
Quiero pedir un deseo: que este presente inmediato que estoy cortando se vaya sin dejar una marca.


Últimamente soy una visita en mi escritura.
Siento que hago revisiones y que como en el mural de Orozco trato de descifrar los trazos que he ido dejando, a veces en mi cuaderno de notas, otras veces en el celular.
Luego no entiendo qué quería decir.
Tengo un problema con lo que quiero escribir. Tengo varios archivos abiertos y en cada uno voy dejando notas. Párrafos de no más de cinco o seis renglones.


Quiero engañar mi presente.
Quisiera describir una persona que no soy yo.

La otra vez subí a la Torre Latino y busqué mi casa.
Podía visualizar las ventanas de mi estudio y de mi recámara.
Arriba, en la azotea, había dos personas sentadas. 
Compartían una cerveza y observaban el atardecer.
Pensé: quiero ser esa persona que ve el atardecer en la azotea de mi edificio.




jueves, julio 02, 2015

Casi siempre jueves de Karaoke.
Casi siempre cerveza de chocolate.
Casi siempre recibiendo mensajes al celular.
Casi siempre la chica del humo.
Casi siempre Britney, sólida, determinante, de Sometimes a Crazy Britney.
I want to believe in everything that you say.
Casi siempre pensando en que estoy haciendo las cosas mal.
Casi siempre con la intención de no volver.
Casi siempre pensando en dejar la escritura.
Olvidando quién soy y hacia dónde voy.
¿Quién soy?

Hoy leí un poema que dice que en todos los poemas hay pájaros.
Antes mi vida contenía esa palabra, como si fuera un poema, ahora, después de todo, entro a Facebook a ver las fotos de la otra casa, de las otras gatas, de lo que solía ser, de lo que solía ser yo. Quiero decir mi yo.
Al fondo se ven los libros.
Y al frente estoy yo, sonriendo. Y estoy abrazando un pájaro, el nombre del pájaro.
Te estoy abrazando.
No había pudor en las fotos. Queríamos todas las fotos y en todas: estar juntos. Y en todas: sonreír.

Eso queríamos.
Y es jueves.
Y es julio.
Y es 2015.
Y estoy decidiendo eliminar la app del diablo: Timehop.