lunes, abril 25, 2016

Creo que quiero tenerlo negro de nuevo. Me comporto diferente cuando tengo el caballo claro. Ya me harté de este comportamiento, me dice Graciela, mientras corta en rodajas las zanahorias para la sopa de jengibre que prepara. Con las dos manos coloca todo en una olla. El olor del cilantro recién picado hace que incline un poco el cuerpo para olerlo.
Graciela trae puesto un suéter de una marca que se vendía en los setentas para jugar tenis.
Yo traigo el mismo abrigo gris. No queremos prender la calefacción porque reseca la garganta.
Todavía es abril. Las nubes tienen lluvia y a veces hielo.
He buscado la forma y el significado de este tipo de nubes en la Guía sobre la observación de las nubes.
No encontré ninguna similar.

sábado, abril 23, 2016

cumpleaños 32



Los tulipanes los hay de dos colores: blancos o rojos.
Los platos los hay de dos tonos: azules o naranjas.
Las velas las hay pequeñas o medianas.
Sólo tenemos peltre para servir el vino.
Servilletas blancas y medianas.
El frío hace que los nudillos de mis manos se resequen.
Ikea no está muy lejos. Son cuatro estaciones y hay que tomar el Ring 41.
El Ring 41 es un tren que va por arriba de la ciudad y la rodea. Desde ahí puedo ver el antiguo aeropuerto al que voy a correr por las mañanas, Tempelhofer Feld. He ido a correr por la mañana y desde la primera vez que lo vi pasar pensé en tomarlo algún día.
Hoy es el día y estoy ahí descubriendo que es ese tren. Ahora yo veo a la gente correr en el parque.
Es mi cumpleaños y vengo en ese tren viendo un inmenso parque verde en donde aterrizaban los aviones gringos en la segunda guerra mundial. Hoy salió el sol y puedo ponerme mis lentes oscuros.
Estoy contenta.
Pienso inevitablemente en el año pasado. Las cosas cambian muy rápido. Nunca logro imaginar lo que el tiempo tiene preparado. México queda tan lejos. Me importa tan poco. La voz del tren anuncia la siguiente parada. Sé que lo anuncia pero no puedo descifrar el mensaje textual. Me gusta esta extranjería en donde las palabras son escuchadas pero no entendidas. El mundo es más afable cuando no se entiende. Es como si las esquinas estuvieran redondeadas.
A veces me repito a mí misma qué buena vida, la única forma de vivir es esto, hacer lo que me gusta, viajar, estar con quien quiero estar.
Es mi cumpleaños y voy a Ikea por unos platos y unos vasos porque no hay suficientes en casa de Graciela.
Caetano Veloso canta You don't know me.
Nací en la bahía de Acapulco. Me entero de cosas horribles que están ocurriendo ahí.
Y otra vez la voz de Caetano: You don't know me at all. Theres nothing you can show me.
Entro a Ikea.
Así se debe vivir con 40 metros cuadrados.
Me paseo por las distintas escenografías. ¿Qué llevaría a casa?
Nada. Quizá una jarra de vidrio. Odio mi jarra de plástico. De ahí en fuera no hay nada que realmente necesite. Voy directo por los platos y los vasos.
Me entretengo viendo las cactáceas de dos y tres euros.
Regreso tomando el Ring 41. Me gusta ver la torre de comunicaciones en el horizonte. Hace más sol pero más viento frío. Me bajo una estación antes y llego al departamento sin problemas.
Tengo dos llaves, una para la entrada del edificio, otra para el departamento.
La llave del departamento tiene una carita feliz, como esta :), perforada en la parte redonda.
Están sostenidas por un listón que dice sonar.
Me encuentro con Graciela que está cocinando una sopa de lenteja con papa y poro.
Cuando entro me canta las mañanitas.
Abrimos una botella de vino y nos sentamos a comer.
Chocamos nuestros tenedores.
Así es la felicidad en Neukölln, en 2016.


viernes, abril 15, 2016

Prince Johnny, you're kind but you're not simple
By now I think I know the difference
You wanna be a son of someone.

 St. Vincent

sábado, abril 02, 2016

Honey, time is on my side.
Mi rutina está abierta en canal, como algunos cerdos que llegan al Mercado de San Juan. El sol comenzó ayer. Las plantas quieren agua todos los días. Mi revista Picnic no soportará un mes más bajo la maceta que contiene el jazmín. El agua lo quito con los dedos como si se tratara de polvo.
—¿Sabes que ahora secuestran tu información y te piden dinero a cambio?
—Ojalá secuestraran mi información, sólo para decirles que no me importa en lo más mínimo.
Ya es abril, el mes de mi cumpleaños.
Parece que los años comienzan en abril y no en enero.
Que las cosas vuelven a acomodarse. Las hojas se abren en el sol, se cierran en el atardecer. A veces pareciera que nada está por cambiar y lo cierto es que todo ha cambiado.
Extraño a Pavlova. Cuando lo digo en voz alta parece una necedad, ahora sólo me lo digo a mí misma y en voz bajita.
Hace tiempo que no era dueña del tiempo como ahora.
Cuando no hay un horario de oficina todo parece durar más. El horario hace que la semana tenga un sentido. Ahora no lo veo. La vida existe aunque no tenga sentido. Todo sigue aunque no haya oficina.
El horario cambiará pronto.

*

Me regalaron de cumpleaños un Kobo. Yo siempre le digo Kindle, como le digo pan bimbo al pan de caja. Pero en realidad es un Kobo. Wallo me pasó toda su biblioteca electrónica. Más de 700 libros. Wallo me dijo: Revisa los libros y dime cuál quieres que te descargue y de una vez te lo paso.
Quiero leer Las nubes de Juan José Saer. Entonces entró a su Torrens y me bajó todos los libros que me venían a la mente. David Mamet, Amos Oz, Raymond Carver, Antonio Lobo Antunes, Irvine Welsh, Ray Bradbury, Italo Calvino, Ian Mc Ewan, Paul Grossman, Coetzee, Robert Walser, Kawabata, Patti Smith, Junot Díaz, y así... se fueron bajando uno a uno en mi tableta de lectura. Fue un día maravilloso. No sé si voy a leer todos. Tenerlos en ese aparatito me da paz emocional. Supongo que es lo que sienten algunas artistas que tienen un guardarropas gigantesco y observan todos los pares de zapatos que coleccionan, y los programas de televisión que los visitan hacen tomas de un almacén de zapatos y abrigos y vestidos... no pueden usarlos todos a la vez, pero tenerlos ahí en sus cajitas les da una seguridad frívola, estúpida y grandiosa.
Más o menos eso se siente.
Ayer leí mi primer libro electrónico: Salón de belleza de Mario Bellatín
Me mandaron mi estadística: 1 libro finalizado, 789 por leer, horas de lectura, dos.

*

2 de abril.  273 días para finalizar el año.
Así es la vida cuando se puede contabilizar. Cuando todo tiene un número y una fecha precisa. También el amor.