miércoles, noviembre 26, 2008

Mañana llega el piano.
Es como recuperarme un poco a mí misma.
Y casi me emociona como la primera vez que lo llevaron a mi casa y mi mamá invitó a mis abuelos y apenas lo bajaron del camión lo comencé a tocar y creo que todos nos emocionamos y cuando aplaudieron estaba tan feliz, entonces sí que estaba muy feliz. Mi abuelo me regaló ese día un reloj de arena. Y se quedó encima del piano todo este tiempo.
Mañana también viene el reloj de arena.
Fue antes de navidad que llevaron el piano, y en enero los reyes magos todavía me llevaron una barbie que tenía estampitas de colores para pegarlas en donde sea. Las estampitas me gustaron tanto que pegué una junto a la marca del piano. Quería pegar todas pero me daba miedo que me regañaran, así que sólo pegué una. Mañana cuando traigan el piano, lo abriré y lo tocaré y veré la estampita y seré feliz como ese día, ese día especial.
Mañana es un día especial.






martes, noviembre 25, 2008

Hoy,
sorpresa agradable.
Mi hermana viene a visitarme, así que compré higos dulces en el mercado y verduras para cocinar.
Cuando pienso: "hoy vino Isolda", pegado a ese pensamiento surge: la quiero la quiero la quiero la quiero, así nomás. Porque en el fondo, a pesar de nuestras enormes diferencias, hay ese "no sé qué", esa parte de la historia que tenemos juntas que me hace quererla casi sin restricciones.
Además Anubis estuvo de lo más adorable, esa gatita uraña que se robó la cabeza de mi santa y la fue a dejar a la cocina, esa gatita estuvo de-un-amor con Isolda.
El i-pod no funcionó.
Pero comimos fusili con crema y queso de cabra y agua de limón y calabazas...
En el carro, cuando la fui a dejar a su casa, veníamos en silencio con el sol pegándonos en la cara, escuchando el radio y nada más por decir. Isolda no se siente nunca incómoda por este tipo de silencios, ni yo tampoco.
La quiero.








lunes, noviembre 17, 2008


OH SÍ.

¿Listos?



... qué emoción caray.
De vuelta a Max Frisch, Digamos que me llamo Gantenbein:

... sin curiosidad por lo que viene después, sin la espera ciega, sin la incertidumbre que hace que todo pueda soportarse-
Sería un infierno.
La experiencia es como un presagio de esta certidumbre, pero sólo un presagio; al fin y al cabo mi experiencia no me dice qué pasará, mi experiencia sólo limita la espera, la curiosidad -



Tenemos esto: seguir en nuestra curiosidad. Ese asombro que produce un libro, una película, un dibujo en la pared.


miércoles, noviembre 12, 2008

Hoy, por primera vez en su vida, Grace come un higo con miel.
Me encantó que fuera yo la que compré los higos aunque la miel se haya escurrido a otras bolsas y la señora se enojara horrible y regañara a la niña que me los dio.
Todo muy bien, mejor no podría ser, hoy compartí mi ritual de ir al mercado y cocinar con Grace. 
Estas cosas me parecen tan íntimas que hacerlo con otra persona es como hacer un regalo, ay... además Pola Paris, hoy me pareció más linda que de costumbre.





Aquí pondría el dibujito de un higo en el platito blanco.



domingo, noviembre 09, 2008

Hoy estuve arrancando limones.

 

 

 

Mi abuelo Checo despide a la gente especial arrancando un limón y aventándolo sorpresivamente a la persona. Checo hace ese tipo de cosas, lanzar bolitas de migajón en la comida, poner envolturas de dulce en la cabeza de las personas, acomodar servilletas en el cuello, lanzar limones.

sábado, noviembre 08, 2008

ya, por encima de las cosas la esperanza de ver a Radiohead en Valle de Bravo.

El tiempo sigue siendo un kleenex, una tos, una sonrisa, un gorrito negro.

Tiempo libre. Ya no intento ningún orden, apenas prendo la máquina me pongo a escribir una serie de cosas que tienen que ver con el arte y la clase que daré el miércoles. También aquí, pequeño refugio sin gripa y sin las orillas del papel para poner unos cuantos dibujitos, garigoleos, ménsulas.

En este momento: No ladran los perros de arriba.

Anubis, tejedora de los hilos que hay en el sillón verde, tejerá un suéter su estómago si sigue así. Araña en particular los libros de Marx.

Ya no gruñe.

Más simpática aunque sigue arisca, así como yo con los carros y el tráfico.

 

 

 Escribir aquí es un poco el chocolate caliente.

 

Quiero dormir un rato, brillar tantito, sin estornudar, transparente, hacer unos pasitos nuevos, un baile pequeño, tenis blanco, manos limpias, todavía es temprano, cinco y veinte, un chocolate caliente, un radiohead, du ihnen Tempel im Gehör

 

 

Wakey wakey

Rise and shine

It's on again off again on again

Watch me fall

Like dominoes

In pretty patterns

 

Fingers in

You're backward, lying

I'm tingling tingling tingling

It's what you feel now

What you ought to what you ought to

Reasonable and sensible

 

 

 



 

martes, noviembre 04, 2008

Hoy fui al mercado. Puedo decir con seguridad que es un lugar en donde no hay prisa, y decir eso en la ciudad de México es extraño, por eso me gusta tanto ese recorrido que me he ido inventando con cada paso y que ahora mismo puedo decir que es sólo mío. El mercado, las flores, Anubis oliendo las cosas que traigo en la bolsa, mi felicidad se reduce a estas cuantas cosas que me provoca un pequeño paseo por la mañana.



sábado, noviembre 01, 2008

ahora noviembre con su arroz con leche y sus flores artificiales.
Anubis está por encima del escritorio y hacia mi izquierda escucho click click click...
Estoy leyendo unos poemas inéditos de Julio Cortázar que publicaron en una edición bastante cara de Galaxia Gutenberg círculo de lectores, malditos, la edición no puede ser más cara. En fin, me he encontrado con sorpresas gratas:

La mano que acaricia está cavando,
y si el invierno viene, Shelley, ya es verano,
ya es muerte, ya eres sombra de palabras.
Cómo tejer las riendas de esa nube
que murmura: Sí, hay tiempo, hay tanto tiempo.
Y otro que amé:

piedra de gas
piedra palabra: SOY.

Varias sorpresas que se unen a las lámparas hechas por Antar que acomodé en el pasillo. Así, siguiendo a Bernini, tengo círculos en la estancia, el primer cuerpo y triángulos abiertos en el segundo cuerpo; el pasillo. Semicírculo en el estudio, círculos de nuevo en las recámaras. (Me acordé en este momento de la frase de Pavic: "los pensamientos son como cuartos") Aquí, los espacios son como cuerpos y se acomodan en sus remates de lámpara contra toda norma, teniendo como resultado una Anubis en el friso que sostiene los libros para niños.
Sigo leyendo a Cortázar:

Me parece que una tormenta en una rosa
ha de ser como uno de esos pensamientos
que sólo en sueños desovillan sus dientes horrorosos
y que olvidamos necesariamente, atraídos
por el perfume del despertar,
por los pétalos del día y el reloj.


No puedo dejar de amarlo, aún en sus poemas más histéricos, lo adoro.