El 9 de febrero comenzó el segundo curso Sukabumi: comida conciente (aunque últimamente a dejado correr más bien al inconciente). Y es interesante pero con todo y que del 9 de febrero a la fecha he estado involucrada a más no poder con el proyecto de Expresa tu calle, no he faltado a una sola clase de Sukabumi y está de más decir que ha sido harto impresionante todo lo que se ha preparado en estas últimas tres sesiones. Quizá lo más importante es que a este espacio sagrado se sumó el miembro más atractivo de mi familia… me refiero a la presencia de mi hermana gemela Isolda. Así que siempre es chistoso que nos digan cuánto nos parecemos. No saben que Isolda tiene mal humor y que se muestra como muy seria cuando en realidad se los está cocinando por dentro, a cada una de las chicas, incluyendo a un personaje bastante kafkiano que vende productos para laboratorios. Esta relación amor odio con mi hermana nunca se había convertido tan amorosa como en estas últimas semanas. Escribo también para retomar esa línea tan agradable que ha ido tomando mi blog, y claro porque Sukabumi ha hecho un reclamo de amor porque no ha tenido su acostumbrada bitácora, aquí, en su blog de confianza. Y yo me sumo a la transferencia, así que ahí les va.
Evidentemente no soy la misma desde que voy a Sukabumi ahora tengo una composta y soy ecológicamente responsable:
Para empezar una compañera del curso llamada Margoth tiene un pequeño negocio de compostas (aún sin nombre). Son unas cajas llenas de tierra y lombrices que están ahí esperando a que uno le ponga los deshechos orgánicos. Le compré una composta por 200 pesos, me parece un precio justo. Y la verdad es que se necesita tener un lugar al aire libre para ponerla porque se hace un enjambre de mosquitas de fruta y comienza a surgir un olor inquietante alrededor. Me sorprendió un poco porque cuando me la dio no tenía olor ni moscas, pero me dice Pavol que su composta ya traía las mosquitas y él la puso en la azotea del edificio en donde vive, y todavía me dice: “pues qué querías si tienes descomponiéndose la fruta y la verdura”. La verdad es que he disfrutado tenerla en la zotehuela porque así el maldito chino que vive arriba de mí se llena de mosquitas de fruta y de olor pestilente… buena venganza contra tus azotones de puerta y tus malditos perros. Me tardé un rato en ponerle nombre a mi composta. Como vive junto a Simoneta, mi helecho, me pareció adecuado nombrarla. Así que después de pensar un buen rato decidí llamarla: Sukabumi.
La primera sesión se hizo “Ensalada de penne al pesto”. Sukabumi es comida para vegetarianos. Yo no soy vegetariana pero todo lo que se aprende en el curso se puede combinar con pollo y carne. Así que uno de los lemas de Sukabumi es la posibilidad de hacer numerosos platillos vegetarianos para que la vida de éstos personajes verdes no se vuelva quesadilla-ensalada-ensalada-quesadilla. El pesto es una salsa italiana muy antigua que en su base es albahaca con aceite de oliva, a lo largo del tiempo se le ha ido agregando ajo, sal, pimienta, perejil, nuez de castilla, etcétera. Hoy en día lo podemos preparar con muchos agregados que la harán más rica. Al día siguiente de mi clase hice el pesto en mi casa. Y sufrí no tener un turbo-licuador. Porque mi licuadora de tanto estar en acción comenzó a oler a quemado. Y creo que se descompuso un poco porque nunca pude tener una salsa de pesto, me quedó muy grumosa, llena de pequeños pedacitos y cuando lavé la licuadora se tapó horrible mi fregadero… Horrendo todo. Lo que sobró lo eché a la composta. Además me quedó un pesto bastante salado, porque con eso de que hay que atinarle de sal a la primera, está difícil, me consuela que a Isolda también se le saló. Pero al día siguiente ya no estaba tan salado.
La segunda sesión hicimos “Chicharrón de avena en salsa verde”. Es súper fácil hacerlo. Consiste en echar a la licuadora un tanto de avena por un tanto de agua a la licuadora y darle sabor con Bovril (glutánomo sódico, derivado del petróleo). Esto da como resultado una especie de pasta para hacer hot-cakes salados. La consistencia final de hecho es como un pan tostado más bien como una especie de crepa que cuando se le agrega la salsa verde, evidentemente da la sensación de que se está comiendo Chicharrón. Lo mejor de esta receta es que con esta misma base uno puede hacer hot-cakes de avena sin huevo y sin leche. Al día siguiente hice mi experimento mafufo con avena Quaker sabor manzana con canela y le puse agua y me puse a cocinar mis hot-cakes. Fue un horror porque se tardan muchísimo en cocinar, diez minutos cada hot-cake, además son muy delgaditos, y hay que esperar mucho porque como no tienen huevo el único pegamento es la avena… Sabían buenos pero para comer el equivalente a un hot-cake masudo y gordo que no nos deje con hambre se necesitan unos cuatro hot-cakes de avena, de hecho más porque Alberto comió cuatro y se quedó con hambre. La próxima vez haré hot-cakes de avena pero con leche y huevo.
En esta sesión también hicimos “Arroz salvaje”. Es hacer arroz integral y combinarlo con hongos y calabaza sofritos previamente. A este revoltijo hay que agregarle un último toque con un aderezo de limón y aceite de oliva. Delicioso.
Tercera sesión Sukabumi: Aderezo mil Islas, Untable de Tofu, Salsa de miso y cacahuate, Humus. Esta clase sí que estuvo poderosa. Mi favorita por encima de todas: Salsa de miso y cacahuate. Hoy fui a comer a casa de Isolda, así que desde la una y media nos pusimos a cocinar. Paso por paso. Isolda picó el ajo y la cebolla. Yo piqué el jitomate y previamente lo exprimí para quitarle todo el jugo y las semillas que hacen daño, según el tip Sukabumi, es justo lo que hace daño cuando uno tiene problemas de gastritis. Esta receta es quizá la más rica. Lástima que en clase no sabía tan rica con galletas saladas. Pero Isolda tuvo una gran idea para hoy. Hicimos la salsa y la combinamos con brocheta de carne y papitas.
Salsa de Miso y Cacahuate:
½ Cebolla picada
2 Dientes de ajo
2 Jitomates
2 Cucharadas de miso
3 Cucharadas de mantequilla de cacahuate
1 ½ Cucharadas de Tahini (pasta de ajonjolí)
* Poquito cilantro picado (al gusto y al final)
1 taza de Agua
Pasos:
1. Poner al sartén cebolla y ajo, que tomen color.
2. Agregar jitomate con pimienta negra molida (que no se cueza mucho el jitomate).
3. Agregar el Tahini.
4. Agregar las cucharadas de mantequilla de cacahuate.
5. Agregar el agua (la salsa irá pidiendo la cantidad).
6. Agregar el miso.
7. Adornar con cilantro picado.
Y en la receta carnívora, ya que la salsa estaba burbujeante le agregamos la brocheta de carne, que preparamos en un sartén aparte con pimienta, sal y ajo. Las papas se ponen a un lado.
Descubrimos que la salsa sabe bien buena también si se acompaña con tostadas.
Frases Sukabumi:
“La diferencia entre el turbo-licuador y la licuadora es que la licuadora tiene un licuado menos fino, y con el turbo-licuador se puede machacar y licuar al mismo tiempo y así no se satura de líquido”.
“No es recomendable el arroz blanco, porque este almidón se queda como pegamento en el intestino.”
“El frijol es muy poderoso”.
“Con un cuchillo grande y uno chico tienes para todo lo demás”.
“A la cebolla para sacarle el sabor hay que tener paciencia”.
“El epazote es una hierba que hay que usar con cuidado para que no se cocine mucho”
“Demi Moore fue muchos años crudívora”.
P.D. La foto que puse no es ningún platillo Sukabumi. Así es la vida de injusta. El fin de semana Alberto y yo cocinamos la receta que viene en el suplemento del periódico Reforma. “Cebiche de mero”, y modestias aparte, nos quedó exquisito.
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