Esto es el presente.
Voy a explotar.
Finalmente lo que tenemos es esto: la
palabra escrita que no se aburre nunca de nosotros.
—¿Quiénes nosotros?
1. "Voy explotar" fue ilustrado por mi amado amigo Ismael Angeles (@ishcorp) y juntos decidimos meter el relato y la ilustración al concurso que organizó Opticks Magazine y quedamos seleccionados para formar parte del libro que hoy se presenta en Valencia. Me encanta la idea de que este relato tan personal y entrañable haya sido:
uno. Ilustrado por Ismael es amor.
dos. Publicado en Relatos ilustrados opticks.
2. Este texto lo escribí estando en Madrid. Un día mientras el calor me tenía un poco lenta y la Biblioteca Nacional pasaba por una calma chicha días antes de que activaran el aire acondicionado y las puertas estaban abiertas y el sudor de las personas comenzaba a oler... me sentía aburrida, aburrida, aburrida. Detesto sentirme aburrida pero no podía hacer nada al respecto porque cuando leía no entendía y cuando escribía me sentía a punto de explotar... hacía tanto calor y el sol no se iba a las siete ni a las ocho ni a las nueve de la noche... Aprendí que en Madrid, como en otros lugares de Europa, la noche no existe en verano.
Y eso es terrible para una mexicana que vive todo el año en primavera. Es terrible tener que hacer cosas porque el sol no se pone, y es impresionante cómo el cuerpo responde a ese estímulo de la luz solar.
3. "Voy a explotar" es un relato que escribí al mismo tiempo que redactaba un análisis sobre la película de Gerardo Naranjo del mismo nombre. Estando en Madrid me mandaba mails con Paola y a cuatro manos escribimos un ensayo que se publicó este mes en el libro: Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo editado por Cineteca Nacional y Estudio Paraíso.
Vi tantas veces "Voy a explotar" que me aprendí de memoria varios diálogos, y en la nostalgia que sentía por México viviendo en Madrid, siempre que escuchaba la voz de la protagonista decir "Pinche Martha desde que te fuiste a México todo me sale mal" pensaba qué ganas de escuchar mexicano, qué ganas de escuchar algo tan cotidiano como pinche Martha.
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