miércoles, julio 02, 2014

Hoy le toca baño a Humboldt.
La persona que lo limpia con una franela y unos aceites coloca su escalera enfrente de él.
¿Sabrá quién fue Humboldt?
Humboldt que ahora nos ve correr y andar en patines y comer torta de tamal y a veces no ve nada, sólo ve la lluvia y las ramitas de los árboles después de la tormenta.
Hoy el organillero de la Alameda decidió deleitarse todo el santo día con las mañanitas.
¿Cómo será la elección de los cilindros? ¿Por voluntad o por azar?
Para los cumpleañeros.
El señor Manuel Martínez que trabaja en la biblioteca cumple años hoy. Debería de darse una vuelta frente a Bellas Artes. Desde las 7 de la mañana están tocando las mañanitas para él, aunque no lo sepa.
Ayer quitaron la barda que separaba la Alameda de Bellas Artes.
Tenía más de seis meses ahí. Estaba grafiteada y resguardaba la obra que están haciendo en el estacionamiento.
Hoy que ya no está la barrera, la gente poco a poco comienza una reapropiación de ese espacio que estuvo perdido.
Ya nadie se aglomera al salir del metro. Las personas comienzan a dispersarse y no se hacen los canales de los que van para el metro y los que salen.
La verdad es una explanada grande la que estaba vetada.
Hoy somos libres, así que corrí hasta esa parte.
Humboldt. Mañanitas. Humboldt de nuevo. Mañanitas de nuevo.
Pensaba en la novela que terminé de leer ayer por la noche: Bichos raros.
Pensé ¿por qué soy como la Mantis?
Seis vueltas. Un señor en contrasentido andaba en patines. Nos cruzamos unas cuatro veces.
Me quedé con muchas preguntas y con una especie de tristeza.
Bichos raros es como el Dogville a otro nivel, pero el mismo sentimiento de querer linchar a alguien.
Qué bueno que ya no soy adolescente.
Qué bueno que estoy corriendo aquí mientras le limpian la nuca a Humboldt.
Me acordé de la gente desagradable que había en La Salle.
Yo como la Mantis, les hubiera arrancado la cabeza.
Sr. Humboldt, ahora ya está reluciente para una nueva tormenta.


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