Cuando estoy harta:
1.
me da sueño.
2.
siento que mi mente no piensa, que está en
blanco.
3.
¿estoy harta o estoy aburrida?
4.
¿y si ahora sí ya se me secó el cerebro?
5.
¿por qué Octavio Paz me cae tan gordo?
6.
Si me voy de la biblioteca en este momento
después me dará cruda moral.
7.
Soñar despierta.
Soñar despierta es lo mejor que se me ocurre ahorita, en
lunes a las 17:45 pm.
Tengo ganas de escribir una historia sin palabras con puros
dibujos.
Y uno de los gatos se llama Torak.
La historia de Torak.
Sueño con una abeja que sale de una mano.
Con un ojo en un enorme globo aerostático.
Y una cámara polaroid.
Y plumas de colores que miden 10 centímetros cada una.
Y un árbol que tiene las hojas marrón.
Y una calaverita de azúcar.
¿Algún día escribiré la historia del gato que se llamaba
Torak y que perseguía una abeja?
¿Una abeja dorada o blanca?
No quiero que Torak se vaya a morir debajo de una cama.
Ni que se escape ni que lo atropelle un carro.
La abeja blanca o dorada la quiero parada en el borde de un
vaso que tiene coca-cola.
Y no tiene caso que exista ningún ojo en globo aerostático
eso lo pensé por ver los dibujos de Odilón Rendón.
Tampoco la cámara polaroid porque esta historia comienza
antes de que existan las polaroids.
Sólo hay un radio de pilas en la casa en donde vive Torak.
Y su dueña en lugar de apagarlo lo desconecta, porque es más
rápido o porque el apagador no sirve, eso no lo sé.
La dueña de Torak es una niña que le gusta treparse a un
árbol.
La calaverita de azúcar sí existe.
La niña también y Torak es un gato muy hermoso. Es un gato
normal, no habla pero si se arrima a las piernas y ronronea y eso es mejor que
hablar.
La niña se siente segura arriba del árbol porque desde ahí
observa todo.
¿Cómo se observa el mundo arriba de un árbol?
En realidad como si se fuera doblemente alto, eso por
supuesto es mejor que ser cualquier persona mayor.
Últimamente los adultos me aburren.
Lo que más me gusta de Torak es que no se aburre, ni se
harta de nada. Y duerme. Duerme mucho pero cuando se despierta camina muy
sutilmente por el pretil de la cama, y ahí observa una dorada abeja y salta y
tira un vaso de coca y sus patitas se llenan de refresco y se espanta y vuelve
a dar un salto.
Y sale corriendo.
No sé en dónde está la niña.
Esto se llama asociación libre de ideas.
Me pondré a trabajar de nuevo, pero pensaré en Torak.
Quizá la abeja no importe y tampoco la calaverita de azúcar.
Pero a lo mejor están ahí como dibujos.
He recordado lo que quería decir en mi blog.
Esto es importante.
Esta es una entrada inusual porque me estoy permitiendo
decir cualquier cosa. A veces este blog se queda en silencio porque me da pena
escribir alguna burrada, pero últimamente siento que no me importa, el mundo ya
de por sí es demasiado soso para que las cosas se queden en silencio por miedo
a pasar como una tontería. Que los lectores tengan dos problemas o tres o los
que sean.
En realidad escribo porque hay gente que quiero que lee este
blog, lo sé porque me escriben comentarios a mi correo personal y porque cuando escribo en este sitio es una
manera de saludarlos con la mano y a veces hasta de decirles te quiero. Así es,
nunca dejaré de ser cursi.
Ok.
Esta es la entrada que en realidad iba a escribir:
Hace unos días encontré en la biblioteca una revista para
niños que se publicó por primera vez en México en 1940.
“Rompetacones” de un escritor llamado Antoniorrobles.
Antoniorrobles llegó a México en 1939, fue un refugiado español. Llegó en el Sinaia juntó con muchos españoles entre ellos escritores, pintores, artistas, filósofos que llegaron a nuestro país y que muchos nunca regresaron a España, algunos sí, como Antoniorrobles que volvió después de 33 o 35 años, me parece que regresa a España después de la muerte de Franco.
Les voy a dejar una cita de "Rompetacones":
Todos sabéis cómo hace para pensar
Rompetacones: primero se pone un dedo en la frente; luego dos; luego tres; y
cuando pensaba nada menos que con los tres dedos, tuvo una idea: ¿Habría sido
la bombilla, que cierta vez le ayudó a buscar el perro de cartulina?
-Dime la verdad -dijo mirando al foco-:
¿fuiste tú?...
El foco que estaba encendido, se puso un
poquito colorado... y con mucha timidez dijo que sí, como el que dice que sí
con la cabeza. Así que, desde aquel día, los padres podían dejar solo al enfermito
en su dormitorio, seguros de que la bombilla avisaría si algo ocurriera al
muchacho.
Púsose bueno, y como todos deseaban hacer
al foco algún regalo, salieron de tiendas la mamá, Azulita con su gran lazo de
mariposa en la cabeza, y Botón Rompetacones con su sombrero redondo y su adorno
de tenedor.
2 comentarios:
si el radio es de pilas no es necesario desconectarlo de la luz, pero eso lo pensé hasta ahora que ya no estoy ni aburrida ni harta.
Qué maravilla de sueños,Marie.Me encantan.Un placer pasar a leer después de una larga ausencia.Abrazos desde este sur.
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