lunes, junio 04, 2012

Con la buena noticia de que hoy activaron el aire acondicionado en la Biblioteca.
Así que son las 18:25 y no estoy como zombie.
Mayo se terminó y nunca le dediqué una entrada a mi viaje a Londres.
A veces siento que no hay palabras que puedan describir un viaje como fue el que hice a Londres, no porque fuera extraordinario e inenarrable, no, fue un viaje bonito, sencillo, redondo. Pero quizá  siento que no quisiera escribir nada al respecto y dejar que el olvido se lleve Londres y que cuando dentro de unos años me acuerde de ese viaje sepa que ese es el verdadero recuerdo, el que se quedará ahí para siempre.
Pero de Londres quedé maravillada por un gato momificado conservado en una de las vitrinas de los últimos pisos del British Museum. Sí, yo sólo quisiera escribir sobre gatos, así que Londres para mí es este gato.
En tres palabras Londres es: caro, lluvioso, elegante y verde. Bueno ni modo fueron cuatro palabras.
Me enamoré de esos taxis que todavía pertenecen a otro siglo, son como caravanas pero modernas, amé el inglés superior que hablan las personas, y sobre todas las cosas, me impresionó el verde de los parques y de los árboles después de cada chipichipi.





Amen este gato por favor.


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