Conocer a alguien que se murió en 1949 a través de libros es
complicado, en realidad creemos que conocemos a esa persona.
Conocí a Orozco en cuarto de primaria a través de una imagen de Miguel
Hidalgo que aparecía en la portada del libro de Historia.
Después lo volví a conocer en un curso de historia del arte
contemporáneo con Renato González Mello.
Y después conocí otro Orozco cuando entrevisté a su hija Lucrecia en
Guadalajara.
El Orozco del que quiero hablar hoy es uno que se aleja de la
explicaciones, porque todas son aburridas.
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