miércoles, marzo 27, 2013


Andar en bici.
Comer sano.
Tomar vino.
Comprar un florero.
Abrir la puerta del balcón para que Anubis salga a tomar el sol.
Responder mails.
Corregir aparato crítico de mi tesis.
Acomodar un mueble.
Escribir una nota Domus.
Escuchar bells are ringing.
Salir a comprar un café.
Poner la computadora en reposo.
Ponerme la piyama.
Quitarme la piyama.
Limpiar un espejo.
Pensar en un corazón rojo de cristal.
El corazón en la botella.
Hacer metáforas.
Matar metáforas con imágenes.
Poner tinta a un cojín.
Hacer un sello.
Divertirme con 50 postales.
Poner cada una en una bolsa de celofán.
Cocinar sopa de flor de calabaza.
Hacer agua de té negro, menta y limón.
Hacer taquitos de pollo.
Colocar servilletas en el servilletero.
Llamar al plomero.
Tender la cama.
Meter la ropa sucia en un cesto.
Apagar el boiler.
Cambiar la arena de los gatos.
Prender la computadora.
Hacer de cenar.
Escribir.
Escribir.
Escribir.
Pensar en: Siqueiros y la fotografía.
Pensar en: Kati Horna.
Pensar en: Instagram lúcido.
Pensar en: Vestidos y lipsticks.
Pensar en la frase estúpida: well well well… what have we here? Sandy Closs Uuuuh Aaaa Im really scare.
Escribir: Recibido.
Escuchar Elliott Smith.
Escribir: Ajá.
Una copita de vino.
Este es el día a día.
Ahí, en esos espacios de “parece que nada pasa”, hay momentos hermosos.
Como comprar un florero para un ramito de garra de kanguro.
Como recibir a mi amiga Gabrit a comer.
Como ver una película malísima con mi hermana.
Como desayunar con mi mamá.
Como recibir una llamada de Mari en donde me pregunta si ya recibí un correo.
Como comprar un helado en Nutrisa.
Y también:
Andar en bici.
Comer sano.
Tomar vino.
Disfrutar de la vacación.
Todo lo demás, todo, todo, sería bla bla bla.
La verdad es esta: Estoy contenta. Estoy muy contenta porque aunque hay días con mucho trabajo, sé que todo saldrá como quiero.

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