viernes, julio 27, 2007


Cuando he logrado estar sin ningún pensamiento y sólo estoy alerta a lo que siento, es cuando más cerca he tenido una paz dentro de mí, es como una tonada de John Coltrane que se repite interminables veces en mi cabeza, y sí, una alegría que me sobrepasa, ya por encima de cualquier cosa, excede una mañana cualquiera en donde las nubes de nuevo caerán sobre nosotros y Pavlova vendrá a sobar mis piernas mientras escribo y la taza que sirvió para el té servirá para el café. Ahora estoy siendo un poco a la deriva y si tengo pensamientos sólo andan al borde de mis pasos, camino sobre mi propia existencia y el futuro es el licuado de mango, el futuro es la lamparita de hielo, el presente entra por la ventana como un rayo de luz, oh estas imágenes son cursis, pero de un momento a otro mis días se han vuelto better than fine, se han convertido en un arcoiris que cruza el rostro, atraviesa mi propio humor y lo pinta de amarillo. Es extraño pero cuando todo es nuevo se vive un presente puro y cada día está quebrantando lo cotidiano, las cosas no han encontrado su lugar real, todavía faltan días y noches de queso y libreros nuevos que acomoden lo cotidiano, que vayan imponiendo las nuevas rutinas, que se ajustaran a nosotros casi sin darnos cuenta.

jueves, julio 26, 2007

Me emociona pensar la tarde del otro lado, el otro cuarto, el escritorio con los libros acomodados en la repisa y la lámpara especial, tan especial que su foco es del tamaño de un hielo y se funde con la grasa de los dedos.

Siempre que estoy contenta me pongo enferma. Y a todos los hombres les piso el mismo dedo del pie izquierdo, el que está al lado del pequeño.

Milorad Pavić, Paisaje pintado con té, p. 250.

lunes, julio 23, 2007

La música del cuarto de junto me trae a la mente la escena en donde el aprendiz de mago tiene todo fuera de su control y miles de escobas le llevan cubetas llenas de agua. Inunda la cordura de cualquiera, qué haces con tantas escobas que son esclavas al mismo tiempo y llevan cubetas de agua cuando ya el agua no cabe. El aprendiz está atemorizado y no sabe qué hacer. Ah, yo misma me sentí sin saber qué hacer cuando observe con detenimiento un cementerio de pestañas. Mis pestañas muertas en una cucharita para café. Tantos deseos arrojados a la nada como las cubetas que llevan las escobas del aprendiz.

jueves, julio 19, 2007

Cuadro para exposición

No quería escribir nada de esto, pero escribir es la única manera que tengo para doblar y guardar imágenes que se han quedado en mi mente por mucho tiempo. Este cuadro fue pintado en ese resto del sueño que se olvida, esa nube de la mente que trata de huir de la realidad, creo que sólo así podría unirse la imagen con mi escritura. Una mujer de vestido gris pinta cuadros y se detiene un poco a observar un espejo que es más bien su futuro o su espectador. Fui atraída con enorme disgusto por este cuadro porque me negué a observarlo, y aún con esa indignación que me provocan los celos tuve que ceder como cedo siempre a las grandes obras. Lo que me asusta del cuadro es el naufragio que sufre la mujer porque el mundo entero está fuera de sus manos, su propia voz se ha dado a la fuga como sus pasos, quiero decir, los zapatitos de tacón que corren por debajo de la mesa y se esconden de ella y tratan de cambiar aquello que se pierde. Los tacones vacíos huyen de esa inmovilidad, pero no hay salida, no hay puerta, sólo un espejo que se desprende como un cielo café a punto de esfumarse, como una bola de cristal sin oráculo, sólo con un humo que sumerge a todos los objetos en una sola respiración. Porque el cuarto es como un sueño que pudo pintar Remedios Varo pero al equivocarse de noche simplemente apareció de golpe en el lienzo y todo fue una raíz de árbol abierta a lo imposible, por esa razón los objetos toman vida, no la expresión de las manos, ni del rostro, los objetos caminan y bostezan la esperanza de la que pinta sus propios bordes, ella decide el límite de la huida y pareciera que no lo sabe o que no quiere verlo. El vestido colgado infla un poco su pecho en una inhalación eterna, y sería perfecto para ella si tuviera alas, tal vez las tuvo en algún momento y se fueron cayendo como cae el tiempo sobre las hojas. Las manos sostienen los colores de su destino, pero el destino no encuentra la línea que lo describe, el destino está estancado en la palidez de su rostro. Si esta mujer dejara correr las combinaciones fuera de los puños del vestido, si abriera con una pincelada el pasado se daría cuenta que sus manos no pudieron sostener una taza de té y éste cayó sobre su vestido, no como una mancha, más bien derretido en las torres de un castillo viejo, de ese castillo ha robado su vestido decimonónico. Entonces podría ver por algún ventanal del castillo que su pasado la ha encerrado en ese estudio con sombras, con juguetes viejos que le roban el aliento y tratan de escapar, el problema es que no hay salida, no hay nuevo despertar, sólo ese cuadro en el sueño, ese sueño en la herida de la nube, en la cuerda del violín, en un corazón que no es tan rojo en su centro.

lunes, julio 09, 2007

Porque cuando sueño, me asomo a eso que he dejado de ser y que se me revela como una espera de hace años. Un pasador que dejé en la valenciana de un pantalón puede ser ahora un minuto guardado en una página, más que un recuerdo, es casi un vestigio de la memoria que me hace feliz al ver cualquier pasador prendido de algún objeto. Aire puro.
Sólo nuestros besos están ocultos, sin ser cazados por la memoria, tienen que volver a ser en el presente para que la mirada, el deseo, el murmullo, el aliento mismo se una con ellos, de otra manera no existe el-amor, quiero decir, los besos no se guardan como un pasador en la valenciana, tienen que volver a ser, de esta manera podemos amar-a-una-persona, y los demás besos que hemos dado antes son nada en el tiempo, perdidos, sin poder asirse a nadie, ese es el gran obstáculo de que los amores pasados, sean pasados, lo que hace una maravilla, un beso que se desprenda en un minuto, sólo un instante que trae la verdad, cómo podría estar tan segura que todo tiempo presente siempre es mejor que el tiempo pasado, y así, esa cantaleta de la mente.

Y en los sueños, es diferente.
En mi sueño nadie me da besos con saliva.
Sólo estoy yo, en esa alfombra vino, recogiendo pedacitos de papel, pero no besos, pero nunca el amor, sólo esa suerte de pérdida que nunca logro recuperar.

martes, julio 03, 2007

Hace rato buscaba un archivo viejo, y me encontré con un texto muy largo, en donde escribí esta frase, que me describe a la perfección: "Hay que admitir que soy buena para inventar los pensamientos de otras personas".

Sí, así es.

lunes, julio 02, 2007

Arcana


Tantas puertas alrededor y ninguna la correcta. Sentada a la ventana, ahora con la mitad del cuerpo en plena fuga, como si ese espacio fuera el único refugio de las ideas, ahora cubriendo mi rostro con una cortina inflada de fantasmas. Tendría que leer las imágenes que hay afuera, porque adentro se vuelve un lugar hostil. Por lo menos apoyar los maltratos en otra cosa que no sea la mesa y el papel, la alteración justo en el tercer piso y las copas de los árboles, la armonía quebrada en el piso como un vaso, la sonrisa de los gatos a tu alrededor. Busco aterrizar la falta de cordura en el plano de la sin razón que toca la puerta, la abre, se llena de lápiz corrido en mi propia escritura, qué pasa. Mi confianza es lo único que prevalece y me gustaría saber en qué lugar debo acomodar o guardar, el cansancio, los ojos cerrados, el mal sabor de boca, la impotencia móvil que se cuelga en cualquier techo… tantos refugios y tú la más frágil.

domingo, julio 01, 2007


Si yo hubiera sido Clarice,
si le hubiera dictado por encima de su hombro:
Amor predestinado por sus propios movimientos verdes, la esperanza sería la adrenalina que contiene su atracción de líneas verdes, cada una dirigiendo sentencias trémulas al tiempo, un andar que tiembla ante la mirada del otro y sigue un paso que está por borrarse. ¿Nosotros? Sí, también verdes en la esperanza; ese insecto que camina por nuestro interior como un sonámbulo, tropieza invisible en el trazo que elegimos día a día.