jueves, octubre 15, 2015

1. Fui a Ciudad Juárez

y me tatué una rata que esconde algo entre sus manitas y da la espalda en el rincón de mi omóplato.
Después escribí una historia de una rata que se llama como una poeta novohispana.
Antes leía el horóscopo chino de la rata madera.
Antes hace unos años. Antes hace una semana.
Y creía en las palabras que me decía.
Quizá porque el horóscopo todavía no estaba adentro de la campana de cristal, como nombra el ensordecimiento del mundo Sylvia Plath.
Mi nariz está comenzando a tocar ese cristal.

2. Ahora estoy escuchando

el adagio de Mozart.
             ¿Cuándo?
No recuerdo bien, la Bist se burló de mi música clásica.
Luego hablamos del disco de Grace.
—Lo he estado escuchando, me dijo la B.
Las uñas de Grace están pintadas en forma de galaxias.
 —Un trabajo artesanal Idalia.
Grace se hizo una constelación en el brazo. Una luna está tatuada en su dedo anular izquierdo.

3. En el fondo qué significa

¿quién eres?
                                No te reconozco.
No sabes quién soy.
Y estoy comenzando a sentir que no me importa saberlo.
¿nos vamos a poner ontológicas?
                               ¿qué significa tener el corazón roto?
                         ¿por qué escribiste lo que escribiste?
Lo dije mal.
Quería decir que hay algo que mi corazón no está sintiendo. No estoy escuchando.
No estoy escuchando. No estoy escuchando.
Hay gente que te quiere.
No estoy escuchando.
¿Y si no quiero querer a la gente que me quiere?
¿Y si dejan de preocuparse?
—La otra vez te leí... escribes bien pero ese no es tu estilo.
¿Y si quiero otro estilo?
Quiero decir: me tiene sin cuidado... este estilo y el otro y los demás estilos me da lo mismo. Hoy quiero pintarme la boca de rojo y mañana de naranja y el siguiente día no,
y el otro tampoco.
Quiero dibujar una regla del verano: nunca preguntes cuál es el límite de la ciudad.







4. ¿Recuerdas las campanas de catedral?

En Ciudad Juárez no suenan las campanas.
La calle de Madero no es peatonal.
Y la lluvia es más delgada.
La gasolina no huele en las gasolineras.
Los burritos saben bien.
El café de Starbucks ofrece un pumpkin latte.
—Pero yo no como dulce.


5. Porque sí


—¿Por qué te quedaste con Pavlova?
—Porque con ella tengo un pacto de no agresión.


6. Pacto de no agresión


¿No quieres que nadie se meta contigo?
NO.

Pidos. Pidos.

Pidos no es una palabra adecuada para desaparecer y tampoco es mi estilo. Pero quiero escribirla. Quiero eso.

Hoy voy a decir que sí a todo porque sigo escuchando el Adagio.


Quiero escribir el silencio, sin campana, sin palabras.







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