miércoles, febrero 06, 2008

Aunque el papel no sea suficiente, se pueden vivir algunas palabras con los ojos abiertos y la búsqueda sigue en un mismo límite, en una vigilia que no entiendo, en un laberinto recortado de toda salida; el pensamiento igual se repite, el recuerdo se agarra de los tobillos y el tiempo —lo escribo para ti y para él, también para mí— el tiempo está aquí de una manera absurda que exaspera llamarlo tiempo, se queda grabado, aunque siempre terminen por desprenderse los hubieras y tomen camino en trozos de uno mismo, en donde se quisiera pensar la muerte como un engaño y no como algo que viene en sueños y se repite, como tantos recuerdos que componen un territorio a salvo de los futuros y los presentes, papel y palabras que están por adentro de lo incomprensible, en ese lugar que trata de quebrar la búsqueda, las últimas señales que nos despierten del sueño.

Pero dónde y cómo escribir alrededor de las palabras que no logran atrapar eso que ya no tiene asideros pero que igual sigue estando en un recuerdo, ese recuerdo que se llena de pensamiento mágico y nos toma de la mano en esta lucha por tener la fórmula del tiempo que ha dejado un hueco y que todavía estará ahí mañana y pasado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esos huecos son como los que estan entre esos muñecos de peluche, no se ven, pero ahi están, y nada los podrá llenar, sólo los recuerdos, pero también los recuerdos son efímeros ya sea porque la memoria se termina de alguna manera o porque simplemente el sujeto que recuerda deja de existir, ¿cuántos recuerdos se llevaría mi abuela, y que no compartió con nadie? ¿cuántos de los que si compartió, se quedaron en esas otras personas?
todo es efímero.
Arcana