miércoles, octubre 08, 2008

Primer día en mi nuevo hogar. Me gusta la palabra “hogar” porque me hace recordar el cuento de Grischa, tal vez porque todo parece esa palabra que grita el niño al final del día cuando no puede dormir: ¡fogón!

Todas las nuevas impresiones se juntan en su cabeza y le queman, si le preguntaran a Grischa qué es lo que le quema, no sabría decir si es el cristalito que brillaba en el suelo, o si es la naranja, o si son los caballos sin nomenclatura que el confundió con enormes perros. Me pasa un poco lo mismo, las cosas adquieren nuevos nombres, la rutina ha girado unos cuántos grados y me tiene en ese mismo borde, no sé si el bienestar me está quemando por las noches como a Grischa, sólo sé que cuando termina el día me siento inquieta y no puedo dormir, de alguna manera esta semana, esta primera semana, aprieta lo cotidiano a lo desconocido, y me sorprende, esos caballos sin nombre que pasan por mi mente cuando llego a mi hogar se agitan apenas abro la puerta y todo está quieto, la oscuridad está en los objetos, y me siento en casa.

Anubis espera en un sillón a que prenda la luz y sus ojos brillen, ese instante también me quema por las noches. No es tanto felicidad lo que siento, me abruma a veces la palabra felicidad, creo que se trata de un humor, un aliento que me hace sentir tan bien, que no es necesaria la agitación arrebatadora de la felicidad, está cercana, pero mucho más tranquila, me siento tranquila, me siento a la medida de las cosas; los cuadros, las cajitas pequeñas, el atril, los libreros, todo se mezcla con el otro mundo, con el otro aroma de la casa, con el otro. Somos como mundos, y eso es lo que se mezcla cuando uno decide juntarse, y ahora es como si lo que me empujara en cada momento fuera un equilibrio de las horas, un equilibro incluso cuando acomodo libros, cucharitas, pequeños adornitos, las circunstancias son como un bailecito agradable, un, dos, un dos tres, un, dos… la realidad por fin ha dado de sí otro semblante, un, dos, ese lado se acomoda fácilmente a la vida.

Ahora unas palabras que anoté ayer de la cátedra:

la huella, la sombra

la figura es una pausa

el silencio imposible

Creo que todo esto me hará engordar, quiero decir, sólo un poco, así pasa cuando uno está bien.

 

Ayer festejé en la cantina, que ahora me queda más cerca que nunca, y me sentía tan bien, pero en serio tan bien que hubiera jurado no sentirme de esta manera desde que era niña y la canción de hacer burbujas de amor por donde sea me emocionaba y me hacía bailar y cantar sin tener preocupación de nada, así fue ayer, de esta misma manera. Recordarlo me emociona harto.




7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, qué puta eres!

Anónimo dijo...

Jajajaja, este comentario describe a la madre del maricón que escribe el anónimo, no podía ser de otra manera, y claro, seguirán los anónimos, porque dar la cara es exponerse, tomar la vida en tus manos, es más fácil ser sombra,, miseria, basura, que nadie ve, así, anónimamente. Bravo, que sigan los anónimos. ¿Qué sigue mi querido maricón? puta, pendeja, miserable, y todo el diccionario de miserias. No podía ser de otra manera, pero como se dice por ahí, ¿de verdad crees que hay anonimatos en la red? ¡Yo que tú me cuidaba! Todo deja rastro, huella, si es que sabes leer, léelo, así, ¡te estamos rastreando!

Anónimo dijo...

Nunca he comentado en tu blog Marie pero te admiro mucho por cómo escribes. Y honestamente me parece un acto de total cobardía como dice defensor. NADIE es lo que te dicen tan sólo por enamorarse y hacer lo que te dicta el corazón. Y te lo digo desde el mismo sitio, desde el sitio del juicio en donde a cualquier mujer que se atreve a expresarse de modo libre, cualquier imbécil no apto para poder tener una mujer a su lado, le parece puta.
Si consideran eso de ti o de tus textos, que creo que ambas consideramos, es lo mismo; no entiendo por qué diablos leen tu blog.
Me encantaría firmar con mi nombre pero en realidad no tiene caso, sólo te escribo porque me indignan mucho este tipo de actos y juicios miserables que sin duda vienen de un ser miserable. Marie tú sigue escribiendo, te lo ruego porque en verdad el conocerte por medio de tus letras ha sido un gran placer y entiendo perfectamente porque has llegado a conocer el amor como lo estas conociendo, con plenitud y con alguien que te hace muy feliz como ambos se lo merecen.
L.

Anónimo dijo...

Ufffff. Hacía tiempo que no pasaba por tu casa Marie. Pero, obviando lo anterior, que me parece de lo más desagradable, te diré que enhorabuena por tu nuevo hogar y te mando un abrazo grande y largo que borre los malos rollos.Erato

Anónimo dijo...

Jajajaja. Queee mieedo! Si me firmo como anónimo es porque no tengo un blog, pero si me das tu correo te envío mis datos para que sepas en donde buscarme, porque tú también te firmaste como anónimo, maricón.

Francisco Puente dijo...

Órale, ¡¡¡qué chingón que tengas fans así!!!
Tu blog se pone divertido.
Enhorabuena y por lo de tu casa también.
Besos

Octopus Queque dijo...

Marie, felicidades por tu nuevo hogar. Te quiero :) Luego te mando correo para que me cuentes cómo va todo, yo te tengo que contar hartas cosas también. Ay, la vida, querida.

Saludos :)