miércoles, mayo 04, 2011

Para los amantes de las series de televisión, les dejo un buen artículo que acabo de leer, rescato una parte del texto de Martín Schifino cuando habla sobre Mad Men.
Mad Men, quizá la mejor serie de televisión que he visto en toda la década.
Pero no me hagan mucho caso casi ni veo tele.

En el episodio que cierra la primera temporada, Sterling Cooper tiene que idear una campaña para un proyector de diapositivas Kodak, que la empresa llama «la rueda». Tras mucho mirar al vacío y fruncir el ceño, Don lo rebautiza «el carrusel», una palabra con ecos de la infancia; más tarde, al presentarle la idea al cliente, ilustra con sus propias fotos familiares cómo la máquina permite circular por la memoria, rememorar momentos felices sin interrupción. La ironía que se nos invita a considerar es que en ese mismo momento la familia de Don está desmoronándose a causa de su adulterio en serie. De inmediato, uno capta el conflicto intransferible del personaje, las corrientes emocionales, el tira y afloja entre lo que alguien quiere y lo que no puede ser. Pero entonces pasa algo más interesante: la ironía se expande. La escena no sólo da a entender que la publicidad promete aquello que la realidad niega, sino además que aceptamos incurablemente la renovación de la promesa.

Acá artículo completo: Revista libros

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