jueves, febrero 25, 2016

Desayuné en La Pagoda con Pablo G. 
Hablamos de la Feria de Minería, de música, de la vida en el Centro y del pequeño mundo de la historia del arte y de la UNAM. Al final siempre hay personas en común de las que se puede hablar, por qué lo conoces, de dónde, etcétera.
Siempre pensé que Pablo G. y yo éramos de la misma edad, pero no. Él es cuatro años más chico que yo. Supongo que es una cuestión de "crecer" pensar que todos son de nuestra misma edad porque parecemos "de la misma rodada".
–A veces se me olvida que soy una señora divorciada.
Él se rió y me preguntó si había leído a Jaime Gil de Biedma. 
—Sí, me gusta mucho.
—Eres como la niña Isabel, ten cuidado.


Acá el poema:


En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.              

Y una buena mañana
la dulce libertad 
elegiste impaciente, 
como un escolar.    
          
Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
-Isabel, niña Isabel-,        
      
sobre un taburete erguida,
radiante, despeinada
por un viento sólo tuyo,
presidiendo la farra.   
           
De quién, al fin de una noche,
no te habrás enamorado
por quererte enamorar
Y todo me lo han contado.   
           
¿No has aprendido, inocente,
que en tercera persona
los bellos sentimientos
son historias peligrosas?              

Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.   
           
Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido.

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