sábado, noviembre 01, 2008

ahora noviembre con su arroz con leche y sus flores artificiales.
Anubis está por encima del escritorio y hacia mi izquierda escucho click click click...
Estoy leyendo unos poemas inéditos de Julio Cortázar que publicaron en una edición bastante cara de Galaxia Gutenberg círculo de lectores, malditos, la edición no puede ser más cara. En fin, me he encontrado con sorpresas gratas:

La mano que acaricia está cavando,
y si el invierno viene, Shelley, ya es verano,
ya es muerte, ya eres sombra de palabras.
Cómo tejer las riendas de esa nube
que murmura: Sí, hay tiempo, hay tanto tiempo.
Y otro que amé:

piedra de gas
piedra palabra: SOY.

Varias sorpresas que se unen a las lámparas hechas por Antar que acomodé en el pasillo. Así, siguiendo a Bernini, tengo círculos en la estancia, el primer cuerpo y triángulos abiertos en el segundo cuerpo; el pasillo. Semicírculo en el estudio, círculos de nuevo en las recámaras. (Me acordé en este momento de la frase de Pavic: "los pensamientos son como cuartos") Aquí, los espacios son como cuerpos y se acomodan en sus remates de lámpara contra toda norma, teniendo como resultado una Anubis en el friso que sostiene los libros para niños.
Sigo leyendo a Cortázar:

Me parece que una tormenta en una rosa
ha de ser como uno de esos pensamientos
que sólo en sueños desovillan sus dientes horrorosos
y que olvidamos necesariamente, atraídos
por el perfume del despertar,
por los pétalos del día y el reloj.


No puedo dejar de amarlo, aún en sus poemas más histéricos, lo adoro.






1 comentario:

Francisco Puente dijo...

A mí también me encanta 62 de Cortázar y en general todo lo que él escribió.
SObre lo que dices del "museo de la novela de la Eterna", tienes razón, no me latió mucho; pero por eso las relecturas son tan buenas, aunque claro, es una obra un tanto polémica y el día de quieras platicamos sobre el asunto; porque no todo es rosa.
PD: como que se me antoja que me presentes a la tal Ana, amiga tuya, ¿es bonita?