domingo, julio 25, 2010

Inception


“El origen” la traducción en español que supongo sería pensando en “el origen de una idea”. Una idea simple que después crece como un virus... Me quedo pensando en que cuando uno va con el psicoanalista se llena de este tipo de ideas simples. Quizá lo que hace el análisis es ir directo al origen pero con la diferencia de que en lugar de implantar una idea; “develan” aquello que estaba cubierto y que puede ser tan tremendo como un virus. Tengo siempre esa sospecha que no todas las veces se llegan a conclusiones amables y esta es la paradoja en Inception: uno puede implantar una idea pero nunca sabremos las consecuencias que pueda tener. En un análisis se develan ideas y tampoco sabemos hasta dónde puede llegar ese descubrimiento. Creo que aunque la mayoría de los psicoanalistas quizá opinen lo contrario, los mismos síntomas o fantasmas o experiencia del analista como persona pueden llegar a implantar ideas, pueden de pronto hacer una conexión y ¡plop! Ahí se queda una idea en medio de un análisis, una idea que crece y crece y puede desamarrar los hilos de la psicosis.

Me pregunto qué tan psicótico está entrar en los niveles del sueño, ahí en donde las metáforas son reales, porque a mí modo de ver (y tomando lo que Lacan describiría como el superyo, en Inception el personaje de “Mal” y además en español “Mal” de malignidad) la personificación del superyo, esa instancia judicional de Cobb (Di Caprio) empujado por la culpa y encarnado en Mal, es quizá de las cosas que más me gustaron de toda la película, porque no cesa en ningún momento, está ahí para arruinarle los planes a cada paso que éste dé. Y también esta paranoia en cada nivel del sueño es muy psicótica. Cada nivel el tiempo es más largo, pero en cada nivel hay un arma de doble filo, se puede perder la razón, hay un encuentro con lo Real que te quema la conciencia: “Cuando despiertes no recordaras nada del trato tu mente”. Y Eames le reclama eso más o menos así: ¿eso quiere decir que estamos rodeados de un ejército de matones y que si nos matan nuestra mente se va freír en el limbo?

¿Por qué tanta fascinación por realidades que no sean la que vivimos? ¿Porque se pueden hacer mundos a los que nunca tendremos acceso? Porque la realidad que vivimos es tan aburrida que quisiéramos todo el tiempo soñar ¿y no soñamos suficiente? ¿no está plagada la red de blogs en donde uno pone sus sueños, sus fantasías, sus chistes, sus paranoias, sus tristezas, sus alegrías, sus recetas de cocina, sus opiniones bien tristam shandy… todas ellas quién sabe qué tan reales sean? Y si son falsas o son verdaderas ¿a quién le importa?

Cuando Cobb está en medio de una habitación con soñantes que van ahí a “despertar” y no a “dormir”, el japonés le dice ¿qué importa cuál sea su realidad? Y es verdad ¿qué importa?

En el terreno de lo personal. Lo primero que pensé al salir del cine fue “necesito que alguien me implante un rehilete para reconciliarme con mi padre”. El tema de la reconciliación con el padre me parece muy bien lograda, creo que es la parte más emotiva o la veo emotiva porque me señala con el dedo y me pica la espalda. Después platicando con un amigo y divagando siempre en el plano de la fantasía, me dice que quizá me implantaron una idea negativa sobre él para ser la persona que soy. Pero en Inception las ideas positivas son las que tienen más posibilidades, por eso en lugar de optar por “sí véngate de ese cabrón” optan por “ese cabrón no es tan hijo de puta como pensabas… en el fondo te quería”, y esa escena en la playa en donde Fischer Jr le dice a sus tío que ha descubierto a su papá y lo que quería y en esa misma toma Browning se convierte en Eames y asienta con la cabeza… (!!!!¡¡¡¡)me encanta, porque ahí está esa parte del sueño en donde es el tío pero es otra persona. En los sueños nunca sabes cómo llegaste hasta ahí, siempre hay algo extraño pero siempre es demasiado real y el tiempo es otro.

“Y el tiempo es otro” es otra fascinación de la película. Aquí tenemos 10 segundos, acá 3 minutos, acá 20 minutos, acá 2 horas, acá 10 años. Puedes envejecer adentro de tu mente mientras en el plano de lo real sólo han pasado 10 horas. No recuerdo bien en qué parte de la interpretación de los sueños de Freud habla del tiempo en los sueños, de cómo una paciente tuvo un sueño larguísimo justo en dos segundos que es el tiempo en el que su cabeza se reclina hacia atrás y su nuca pega con la cabecera de la cama y despierta (la famosa patada en Inception). Y cuando toca con la cabecera le da tiempo suficiente para soñar toda una historia en donde al final le van a cortar la cabeza.

El final… ¿todo fue un sueño? ¿esa realidad que creíamos como realidad es otro nivel del sueño?

Varias pistas:

Mal (el superyo) cuestiona a Cobb en el nivel más bajo del inconciente, que leído psicoanaliticamente sería acaso el más real, ¿en verdad crees que una corporación te persigue? Hay por lo menos una escena en donde lo persiguen como si fuera el peor de los delincuentes, tal como las proyecciones del inconsciente (en la película llamado subconsciente) a sus soñantes.

Y por último: la escena de los niños, al final por fin se ven sus rostros, pero traen el mismísimo atuendo de las alucinaciones a lo largo de toda la película, tienen la misma edad, hace el mismo clima, el sol pega en el mismo ángulo y el tótem… que para colmo no es “su” tótem, o sea no sirve si alguien más lo toca, gira y gira y gira y sigue girando…

miércoles, julio 14, 2010

Nuevas imágenes en Red Nose Studio.
En mis audífonos suena de Ok Computer, hay algunos discos que me siguen llevando a los más recónditos espacios de mi adolescencia y de mi no tan adolescencia. Últimamente he pensado que Olallo Rubio dentro de diez años tendrá un programa que será como el universal de mi generación, jajajaja, pondrá puros éxitos de 1997, 1998, 1999, 2000, algo muy aventurado del 2005... Y será el Ok Computer, será el reload de Metallica, será incluso algo trasnochado pero claro, Nirvana, quizá Sublime, lo más viejo de The Offspring, System of a down, Deftones, Smashing Pumpkins, The verve, uuuff, si le da para varios programas y sus fans serán personas como yo. Seguro que me olvido de algunos grupos... bueno algo fresa pero de la época Oasis. La otra vez estaba comiendo en el sushi y me di cuenta que MTV clásico ya tienen rolas del 1997, creo que era algo de Blur. Bueno pasaron grandes cosas en 1997, también está el Ultra de Depeche Mode. En fin... me gustaría que existiera ese programa desde ahora.

sábado, julio 03, 2010

Últimamente sólo quisiera ponerme a tejer. Tejer me ayuda para acomodar los puntos en mi cabeza. Mi maestra me dijo: “No, Idalia, estás entrando en la cadena equivocada” Y me deshizo todo el tejido, comencé de nuevo y volví a entrar en la cadena equivocada. Durante la clase me pasó más de cuatro veces. No sabía qué estaba haciendo mal al principio porque estoy haciendo cuadrados para hacer una bolsa con puros cuadraditos, pero había algo mal porque me estaban quedando redondos y me estaban quedando cada vez más grandes, uno me quedó como una estrella y se lo regalé a Elsa en forma de pulsera.

Es así: Los cuadros tienen que ser del mismo tamaño y hay que tejer igual de apretado o igual de flojo pero igual. A mí me salían unos más apretados que otros, unos más grandes otros más pequeños. Y cuando Ale, mi maestra, me deshizo todo se dio cuenta que estaba entrando en la cadena equivocada. Desde ayer siento que entro en la cadena equivocada. Me siento cansada. No quería escribir desde hace una semana, pero hoy me he puesto a escribir algo que será una historia. Y escribí en mi libreta: “cuando estoy triste me gusta comer helados, me gustaría comer siempre helados aunque haga frío”. Estar triste es estar en la cadena equivocada, cuando uno quiere un cuadrado y sale un pentágono y en una de esas hasta me salió una espiral. Ale dijo: ¡guau! hasta aprendo de tus errores no sabía que así se tejía una espiral.

El miércoles pasado fui a clase pero por la tarde, y cuando llegué estaba Ale sentada sola frente a la mesa. No llegó nadie más y pasamos una hora platicando sobre libros porque le gusta leer novelas de terror. A las cinco llegó otra compañera. No la conocía se llama Dulce y su marido tiene una fábrica de pegamentos, como tembló por la madrugada toda la clase fue sobre el recuerdo traumático que tiene mi maestra del terremoto del ochenta y cinco, Dulce también quedó traumada porque frente a su edificio vio cómo se derrumbó el edificio de enfrente y todo por la ventana era humo.

Desde que soy niña escucho las historias sobre el terremoto. Sé que yo tenía un año y estaba en mi cuna en casa de mi abuela Lupe. Mi mamá me cargó en brazos y fuimos a la calle. No pasó nada en esa colonia. Mi mamá tenía que recoger sus tesis de licenciatura y mi abuela no la dejó salir, pero Checo dijo que no había estado tan fuerte y dijo que mi abuela era una exagerada.

El miércoles estuvimos solamente nosotras. Sentí feo porque estoy segura que hay veces que nadie llega a la clase de tejido y como no hay que pagar una mensualidad me imaginé a Ale sentada en la mesa redonda esperando a alguna alumna, me entró ese sentimiento horrendo de querer abrazar a Ale y decirle que la quería, pero es tonto pensar así.

Hoy estoy en el comedor, me traje mi computadora y estoy aquí sentada frente a la sala y desde aquí escucho el ruido que hace el refrigerador… ese ruido y estar sola en el comedor me hace sentir que de nuevo estoy en la cadena equivocada. Estuve leyendo “El certificado” de Isaac Bashevis Singer. Me gusta bastante, pongo unas frases que subrayé en mi libro:

Pensé que debía lavarme las manos. Mi padre solía decir que durante el sueño desciende sobre las personas un espíritu maligno cuyo nombre es Jetuma, y que por eso debemos lavarnos las manos al levantarnos de dormir.

Aunque tenía mis dudas acerca de los dogmas religiosos, conservaba el hábito de la plegaria. Recé para que el pequeño cuarto sin ventanas aún no hubiese sido alquilado, recordando al mismo tiempo las palabras de la Gemará: aquel que reza para cambiar un suceso que ya ha ocurrido, reza en vano, pues ni siquiera Dios puede hacer que el tiempo retroceda.

Ayer comencé a leer “La carretera” pensé que sería seleccionado por #1libro el círculo de lectura organizado por Twitter. Pero no fue así. El libro ganador fue “1984” de Orwell y ese libro ya lo leí y lo leí bastante bien, así que no me dan ganas de leer cómo le devoran las ratas la cara a Julia, es una imagen que no quiero volver a leer porque ya me dejó traumada desde entonces. Pero como me vale seguir el protocolo dije, bueno pues leo “La carretera”. El principio es frío, gris, abrumador, oscuro, desesperanzador, es demasiado denso el ambiente de esa novela y como ayer estaba entrando en la cadena equivocada supuse que ese también sería un error, pensé, pues ya entré en “El certificado” y mejor ahí me quedo. La verdad fue tan potente el inicio de “La carretera” que todavía resuena una frase que está muy al principio: “Olvidamos lo que queremos recordar y recordamos lo que queremos olvidar”. Qué tremenda frase, lo último me dejó helada. Es demasiado fuerte: recordamos lo que queremos olvidar. Lo mala onda es que una recuerda esas cosas horrendas que quisiera olvidar que por lo general quedan afuera de la escritura y que esos recuerdos son como ratas comiendo la cara de Julia.

“El certificado” tiene sus cosas agradables, sus citas sobre Spinoza, sus descripciones de Polonia, su auténtico escenario de principios del siglo veinte, podría decir que es una novela amable, quizá todo lo quisiera recordar y al final terminaré olvidándolo. Y ya. No tengo ganas de leer cosas que me vayan a deprimir o me vayan a perturbar o me vayan a dejar imágenes que no podré quitar de mi cabeza. Soy una ama de casa tejiendo cuadritos por qué tendría que releer a Orwell. Me sonrío cuando escribo la frase: soy una ama de casa. Ayer me escribió mi editora para decirme que ya está casi terminado el libro de “Checo” y que necesitaba una semblanza mía. Yo quería poner: Actualmente me dedico a tejer y a leer novelas. Pero Alberto me dijo que pusiera: Actualmente me especializo en Historia del Arte. Y eso puse aunque la verdad no es esa: me especializo en cadenitas, macizos, ganchos del número 4.5 y escuchar historias de otras amas de casa consolidadas que van a tejer conmigo. Y escuchar a esas señoras hace mi día.

Antes de ponerme a escribir todo esto no tenía más ganas que decir: últimamente me la he pasado tejiendo. Poner la foto y publicar. Pero como el Blogger se tardaba en cargar la foto dije bueno escribiré algo mientras carga la foto. De pronto se me ha soltado la mano con todo esto. Y la verdad es que la mano me la ha soltado el gancho y no la literatura en estos últimos días. Tengo que confesar que la tarde estuvo triste, pero la noche junto con mi vodka en las rocas pinta muy bien. Ya no estoy sola en el comedor: hace un momento llegó Alberto con su computadora y se sentó a mi lado, si estoy entrando en la cadena equivocada al menos no estoy entrando sola.

Buenas días a mis amigas más queridas: Grace, Paola, Elsa, Zaida y Georgina.

Quiero publicar que con cada una comparto cosas diferentes y eso me gusta. A veces me sorprende saber que son lectoras de este humilde blog de chocoaventuras.

Por cierto si pueden escuchar el nuevo material de Grace les dejo su SoundCloud no es sólo porque yo la quiera mucho de verdad que es muy buena

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