sábado, enero 31, 2015

último día de enero.
la astróloga que sigo en instagram dice que la luna está en cáncer.
dice también que los sentimientos tienden a lo maternal.
no sé bien qué significa eso.
vine a escribir a mi blog por dos razones:
un cumpleaños
y una amiga.
31 de enero es Maritza Constante.
y Maritza es amor.
en un mail me fue deletreando el alma de las cosas que han permanecido guardadas y que de pronto ven la luz.
pero ella siempre me cuenta momentos cotidianos y son los que más me gusta leer.
me escribió: "queridísima, las notas se pueden ir tocando una a una en el aire."
me escribió: "queridísima, entré en un auténtico slam de tullidez debido a que están haciendo unos fríos y ventolera."
me escribió: "queridísima, hoy hace solecito y te escribo en la cocina que es también mi oficina."
a veces como en el cuento de Jimmy Liao, Maritza me habla cuando salgo y yo me duermo cuando ella me puede hablar.
pero hay días en que logramos comunicarnos y pasamos horas en el teléfono y agradezco poder hablar con ella.
quisiera que sepa ella y el mundo cuánto la quiero.
hay sentimientos que deben quedar escritos, como un fragmento de arcilla que tiene 3000 años a.C. que dice: ayer no te vi en Babilonia.
cuando la red colapse ya nadie se enterará del slam de tullidez y la ventolera.
pero la tablilla de arcilla.
y un feliz cumpleaños.
aunque esté en otra ciudad.
tan lejos como Babilonia.
aquí el día a día es así.
Maritza.
la luz entra en mi estudio y sé que estoy parada en el lugar correcto.
la ventana.
las hojas que tengo que revisar,.
el corcho.
una postal que dice ¿hay alguien que me entienda?
y los ojos verdes de Pavlova.
esto es el 31 de enero de 2015.
esa eres tú.
en tu cocina leyendo y escribiendo.
conectando y desconectando el radio.
el jabón dove líquido protegido por un vasito de plástico.
el mosquitero con un pedazo de mosquitero encima.
un Frankenstein de mosquitero.
y a veces la oportunidad de ver un eclipse en el patio.
te quiero.
ayer no te vi en skype.
plataforma digital.
2015 d.C.



domingo, enero 25, 2015

Situaciones que suceden en domingo:

1. Hay un momento de la mañana, cuando apenas despierto, que un rayo de sol logra entrar por un lado de la cortina que no cubre la ventana. La luz se refleja en el espejo y después en la pared, esos minutos, sólo quiero quedarme en mi cama viendo el juego de geometría entre la sombra y la luz.
No quiero salir de mi cama hasta que ese triángulo escaleno pierda la compostura y se convierta en recta o en mancha.
No quiero salir hasta que tenga decidido qué es lo que haré exactamente.
Saldré de mi ovillo cuando sepa si iré directo a calentar agua para hacerme un té o un café o si tendré que ir al baño o prender el boiler.
Y antes debo sentir el cuerpo. 
Reconocer que el mundo está intacto y Pavlova está dormida en el lado izquierdo de la cama cuando siempre duerme en el lado derecho.
No entiendo las decisiones de un gato.
Me gustaría que fuera un tema de tesis.

2. El otro día navegando en instagram me topé con la foto de una oveja de una estudiante de veterinaria. Me gusta seguirla porque sube animales de granja. Pero esta vez pedía que uno se metiera a votar por un artículo que había publicado y que estaba concursando.
El título de su artículo: Timpanismo en pequeños rumiantes. Por la oveja que ríe.
Comenzaba: “El timpanismo se ha referido a la acumulación excesiva de gas libre o en forma de espuma en el rumen y la incapacidad para eliminarlo a través del eructo”.
Sentí que estaba leyendo el inicio de un cuento de ciencia ficción.
Así debería comenzar una historia aunque después no exista una vuelta de tuerca o un final que no deje frustrado al lector.
Que ría una oveja, eso debería de ser suficiente.

3. Escucho In a sentimental mood. Es una canción que retorna desde lo reprimido, no sé cada cuánto, pero siempre vuelve y con la misma fuerza. La escucho una y otra vez. Siempre me metía a Youtube para escucharla pero ahora decidí pagar 12 pesos por la canción y tenerla en mi lista de canciones y escucharla todo el día, sin tener que escuchar ningún comercial.
Hoy es auténticamente mía, ya la puedo bajar a mi celular y hartarme de ella.

4. Escribí un lugar común en La hoja de arena. Pueden pasar y leer.

5. Hoy comprando tortillas de harina en la cremería una niña le pidió a su papá que le comprara unas gomitas de azúcar.
Había dos botes: una contenía gomitas en forma de pez y otra gomitas redondas de las normales. Cuando su papá le preguntó cuál de las dos quería, la niña respondió: quiero las gomitas-montaña. Y cuando volví a ver el bote vi que en efecto las gomitas redondas apiladas dentro del bote parecían montañas de colores, porque no son precisamente redondas, son curvas en la cima, son montañas del tamaño de una goma de azúcar.


Hay días en los que sólo quisiera ver el mundo en esos términos.

miércoles, enero 07, 2015

Me estoy lastimando yo solita y sólo estoy ocupando las palabras para hacerlo.
“Espérame tantito”
Es lo que me la he pasado diciéndole a mi corazón.
Quiero escuchar lo que dice mi pensamiento y encuentro puras frases inconclusas, como si pudiera tartamudear en el fondo de mi ser… ahí aparecen recuerdos que no tienen narración; imágenes que no quiero traducir en palabras.
En dónde se guardaron todas esas cosas. En qué momento fueron tantos mensajes.
Allá afuera hay frío y silencio, no hay ruido en la calle y es lo que más quisiera en este momento, llenar la habitación de ruido para dejar de escucharme.
También quiero escribir: estoy aquí.
Tomando café para despertar en otro momento.

Aquí, como si me cubriera con las dos manos el pecho, un vacío que quisiera desaparecer como si fuera una vela que se apaga.

jueves, enero 01, 2015

Este blog cumple años.
Comenzó un primero de enero de 2007.
Escribía en el cuarto que tenía en casa de mi mamá. Tenía 22 años. Creía en el blogger porque guarda todo en un archivo. Y yo amo los archivos.
¿Qué mundo nos inventamos? ¿Qué personas creemos conocer? ¿Qué de nuestro entorno desaparece? ¿Quiénes siguen vivos?
Sigo viva. Mi escritura aparece siempre un primero de enero para conmemorar un espacio en donde la bitácora de mi vida se escribe de vez en cuando.
De vez en cuando.
A veces.
Antes pensaba 'debería escribir más'. ¿Por qué y para qué?
Al final siempre es la misma pregunta. ¿Tiene sentido? 
Escribo porque busco. Busco respuestas. Me busco a mí misma y descubro que he cambiado y que esos cambios no los esperaba.
El mes pasado hablando de cambios, de movimiento, R. me dijo "he cambiado de paradigma" y yo le dije "cambiar es difícil", pero en el fondo pensé "qué tipo tan afortunado", puede decir que ha cambiado un paradigma, ¿y yo? ¿cuáles son los míos? ¿qué paradigma puedo decir que se ha modificado?
Lo único que encuentro en mi blog es eso: cambios, mínimos, pero que al final resultan radicales.
¿Qué estoy inventando? ¿Esto es real? 
A veces hay que constatar la realidad.
Estoy de vacaciones en Puerto Vallarta.
Hace unos días que observo a una pareja que está en el mismo hotel. Invento situaciones entre ellos. Imagino que podría darse una tragedia entre ellos y que todos los que estamos aquí seríamos sospechosos. 
Hoy me acerqué a ella y platicamos. Quería saber si era real, si tenía nombre, edad, si estaba enamorada, si como personaje podía tener voz propia.
Es muy pequeña, fue lo primero que me asombró. Pensé que podía tener mi edad y resultó que tenía 19 años y que su propósito de año nuevo era "aprender una palabra nueva cada día". Le pregunté si ya había bajado la aplicación de la DRAE a su celular. La bajó en ese momento. Le pregunté ¿conoces la palabra procrastinar? No la conocía. Estaba ya cumpliendo su propósito de año nuevo.
La anotó en su celular. 
Esa palabra me viene siempre que comienzo a sentir angustia del presente. 
"Horas negras" dice Capote. 
¿Existe la angustia en las vacaciones? Sí. Existe. Y creo que debería de tener un nombre específico. Angustia de disfrutar. Angustia de haber decidido vacacionar y procrastinar el presente pensando que sin vacaciones uno podría colapsar.
Quería desconectarme del mundo. Pero no puedo. Quería dejar de pensar. Pero tampoco puedo. Quería dejar de fantasear y sigo creando historias que no existen. Quería dejar a un lado la vida cotidiana y es justo lo que más extraño. ¿Quién soy sin esa vida cotidiana? 
Disfruta el sol y el mar, hoy son tuyos, dijo el señor M. 
Prefiero el mar golpeando una ventana en la costa brava, dijo M.
Estuve jugando con un pez que se escondía y regresaba, dijo A.
Odio que pongas las iniciales y no el nombre completo de las personas en tu blog... Quiero el chisme completo, dijo I.
Hoy corrí diez kilómetros con Priscila. 
Ella los corría en el parque hundido y yo los corría en la carretera. Nos mensajeamos cada tres kilómetros. No sabíamos sí correríamos 8 o 10 km. En el kilómetro 7 decidimos que 10. 
Nos enviamos imágenes. Una carrera virtual. 
¿De qué está hecha la realidad?
¿Quién está detrás de tu iPhone?
Ahora mismo. 
Escribo esta entrada desde la App de Blogger. No tengo wifi en otro aparato. El teclado de la App es como de la versión 1.1.1 de iOS. Supongo que a nadie le interesa actualizar esta plataforma.
Esto es el mundo.
Un iPhone para actualizar mi blog.
Un iPhone para correr 10 km en Nike+
Un iPhone para enviar mensajes al mundo.
No estoy descubriendo el hilo negro. Estoy considerando que quizá las vacaciones deberían consistir más bien en dejar apagado el celular en un cajón y salir.
Las vacaciones ya no radican en dejar el espacio cotidiano sino en dejar el iPhone y la computadora y disfrutar sin tener que  hablar/enviar/compartir a través de nuestras plataformas. Junto a esta reflexión viene el siguiente pensamiento autoritario en mi cabeza:
El iPhone es mi herramienta más cotidiana y de eso no me quiero separar. 
Y de cualquier forma: angustia. 
Horas negras y no hay desayuno en Tiffany & Co para aplacar esa ansia, ese sentimiento de nausea ante las horas que continúan, porque, tengo una novedad para mí: "mañana también hay vacación". 
Hay cuatro días por delante. Antes de escribir todo esto pensé: ¿Escribiré hoy o más bien espero a volver a casa?
¿Procrastinar?
Escribir hoy porque hay muchos primeros de eneros en el pasado de este espacio, porque sería lo único que puede festejar que la escritura... 
La escritura todavía.