sábado, abril 02, 2016

Honey, time is on my side.
Mi rutina está abierta en canal, como algunos cerdos que llegan al Mercado de San Juan. El sol comenzó ayer. Las plantas quieren agua todos los días. Mi revista Picnic no soportará un mes más bajo la maceta que contiene el jazmín. El agua lo quito con los dedos como si se tratara de polvo.
—¿Sabes que ahora secuestran tu información y te piden dinero a cambio?
—Ojalá secuestraran mi información, sólo para decirles que no me importa en lo más mínimo.
Ya es abril, el mes de mi cumpleaños.
Parece que los años comienzan en abril y no en enero.
Que las cosas vuelven a acomodarse. Las hojas se abren en el sol, se cierran en el atardecer. A veces pareciera que nada está por cambiar y lo cierto es que todo ha cambiado.
Extraño a Pavlova. Cuando lo digo en voz alta parece una necedad, ahora sólo me lo digo a mí misma y en voz bajita.
Hace tiempo que no era dueña del tiempo como ahora.
Cuando no hay un horario de oficina todo parece durar más. El horario hace que la semana tenga un sentido. Ahora no lo veo. La vida existe aunque no tenga sentido. Todo sigue aunque no haya oficina.
El horario cambiará pronto.

*

Me regalaron de cumpleaños un Kobo. Yo siempre le digo Kindle, como le digo pan bimbo al pan de caja. Pero en realidad es un Kobo. Wallo me pasó toda su biblioteca electrónica. Más de 700 libros. Wallo me dijo: Revisa los libros y dime cuál quieres que te descargue y de una vez te lo paso.
Quiero leer Las nubes de Juan José Saer. Entonces entró a su Torrens y me bajó todos los libros que me venían a la mente. David Mamet, Amos Oz, Raymond Carver, Antonio Lobo Antunes, Irvine Welsh, Ray Bradbury, Italo Calvino, Ian Mc Ewan, Paul Grossman, Coetzee, Robert Walser, Kawabata, Patti Smith, Junot Díaz, y así... se fueron bajando uno a uno en mi tableta de lectura. Fue un día maravilloso. No sé si voy a leer todos. Tenerlos en ese aparatito me da paz emocional. Supongo que es lo que sienten algunas artistas que tienen un guardarropas gigantesco y observan todos los pares de zapatos que coleccionan, y los programas de televisión que los visitan hacen tomas de un almacén de zapatos y abrigos y vestidos... no pueden usarlos todos a la vez, pero tenerlos ahí en sus cajitas les da una seguridad frívola, estúpida y grandiosa.
Más o menos eso se siente.
Ayer leí mi primer libro electrónico: Salón de belleza de Mario Bellatín
Me mandaron mi estadística: 1 libro finalizado, 789 por leer, horas de lectura, dos.

*

2 de abril.  273 días para finalizar el año.
Así es la vida cuando se puede contabilizar. Cuando todo tiene un número y una fecha precisa. También el amor.

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