jueves, agosto 23, 2007


Bueno, es así: a veces me cae el veinte. Por lo general es doloroso porque “sin querer” ¡tras! Cambiar de trote, echar a la basura la piedrita del zapato, esa piedrita, tan diminuta después de todo. Es parecido a morderme la lengua y el dolor es insoportable pero sobre todo me siento idiota por no fijarme, ¿por qué pasa eso? Me doy cuenta de los detalles, millones de años después, y entonces me siento con la tomada de pelo en la nariz. Y pienso, tranquila, no se logra nada si me enojo. Muchas veces he querido lanzar hacia una pared los libros que leo y que comienzan a darme salpullido porque no dicen nada o dicen cosas sosas. Escribir. Quiero decir, de verdad, de todo, hay un alivio. Después de usted, no, gracias. Me porto amable en los momentos de crisis. Crisis de las que nadie se da cuenta. Siempre logro salvaguardar esos momentos en los que podría morder las paredes. Supongo que algo dentro de mí me dice que no debo enloquecer, aún no entiendo por qué esa palanquita de la razón sigue funcionando cuando lo que quisiera es arrojar el libro en medio de todos, aventar el café, salir corriendo, o llorar, no sé. Me preocupa ponerme en ese estado. Y si escribo esto tras bambalinas, como en esa parte de mí que quisiera nombrar los hechos por la superficie, es porque incluso mi sentimiento no quisiera salir de ahí, está oculto, me da pena enseñarlo, ponerle el dedo encima aunque sea yo misma, soy yo y me da horror darme cuenta de que está mal. ¿Está mal? No lo sé. Esta semana el estrés me aumentó y nada puedo hacer. Entonces lo siguiente es darme una paliza de pensamientos malos.
Te haces daño, Marie, te haces daño pensando esas cosas.
Con estas palabras me lo dijo Zaida. Y yo le escribí diciéndole que tenía razón. Y de verdad sé que la tiene. Cómo le digo a mi mente. Cómo entonces. No soy ninguna tonta pero cuando me agarro a mí misma, cuando me cae el veinte, me siento mal. Ese malestar es como tomar agua de limón sin azúcar y hacer una mueca de.
Frases incompletas.
Es así, mi día es un párrafo de oraciones cortadas, cojas, sin sentido, pero enviando señales, primero me quemé la lengua con el chocolate y después me la mordí y después quería arrojar el libro, que ni era mío, era de la biblioteca. Nada es suficiente. Hoy estuve despeinada, sin embargo. Nada es suficiente. Hoy me di cuenta que he ido dos veces al teatro en todo el año, ah, no, tres, más o menos. Y con eso algunas sorpresas de la otra vida que me dejan un susto en mi corazón. Ajá, ya sé que basta con darle vuelta a la hoja, el día de mañana no estará así de lluvioso, mis botitas del número dos todavía aguantan otro agosto de calles inundadas, los trastes sucios estarán esperando pacientes, la Negra seguirá subiéndose a la mesa cuando no debe, y yo,
yo debería dejar el día en una coma o en dos puntos que señalen el vacío:

4 comentarios:

Fernando dijo...

De todo lo que escribes y la desesperanza, no puedo dejar de pensar en la foto de esa mano: Que mano mas linda! La tuya?

Y no puedo dejar de asociarla con esta cancion de Jewel.
http://www.youtube.com/watch?v=0lYTlfCyrXI

Y no vale mucho saber todo eso de ti, intuirlo, imaginarlo y no poder hacer nada...
Uhmm, si vale, continua.....

Anónimo dijo...

Querida Marie, nada es suficiente, es bueno decirlo pero de otra manera, sabes? si nada es suficiente entonces solo esforzarte por lo que si es suficiente al menos para ti y sólo para ti. un abrazo.

Idalia dijo...

Sí, en la foto estoy yo y mi mano, más mi mano que yo. Gracias por el video Fernando, muy linda la canción. Lo que escribo está señalando eventos que me suceden y que no puedo hacer nada para cambiarlos, sólo son.
Arcana, tienes razón lo que hago en mi vida debe de ser suficiente sólo para mí. Un abrazo muy fuerte.

Fernando dijo...

Quizas no puedes cambiar los eventos que te suceden, pero si puedes cambiar la reaccion a esos eventos. Es lo unico en lo que quizas tenemos un control relativo...
Hablas Frances? Debes leer a Coumarine. El link esta en mi blog!...
Tu mano es preciosa!