miércoles, agosto 15, 2007

Por ínsulas extrañas
San Juan de la Cruz


Oh Dios.
Sigo escuchando interminables veces la canción de I need your lovin' like de sunshine, y creo que mi mejor medicina sería una carta de amor. Estoy tomando un vaso con néctar de pera y me hace sentir un poco más cerca del bienestar que han traído estos días.
De pronto estoy tristísima, de pronto me doy cuenta que me da miedo perder esto que ha ido envolviendo mis palabras, aquí en la ventana,
quién sabe cuánto dura el tiempo, quiero decir, ese tiempo real que me mantiene quieta y observando la realidad, esa realidad que tengo que ver antes de que el mundo me coma...
a dónde iba entonces,
tengo miedo,
tengo mucho miedo y tengo gripa y tristeza pegada a los mocos que me sueno desaforadamente, esta enfermedad desconocida que me tiene prendida de lo absurdo y me tiene sobre todo inutilizada.
Y todas estas cosas tontas, todo este devenir en mi cabeza que se ha vuelto un martirio, en serio, es como si no pudiera disfrutar de las cosas bellas que me pasan. En qué memoria debo tirar los viejos fantasmas, las letras mayúsculas que han sido un poco entre dichas, ¿por qué me sigue doliendo?

No sé.
Para ocupar mi mente en otra cosa que no sea mi gripa, mi súbita tristeza, mi arrojo desmedido a sentirme mal lo que resta de la noche. Y no quiero, en serio no quiero.
A ver, un juego que me mandó Paco.
Ocho cosas de mí.

1. Me preocupa no creer en Dios, porque antes le tenía un poco de respeto y tenía la esperanza de creer en Dios en algún momento. Ese momento llegaría cuando Dios me mandara una señal. La señal no llegará nunca. Sin embargo disfruto mucho las iglesias y la paz que se genera con las oraciones. Cuando más tranquila he estado es cuando he repetido en voz alta oraciones que me sé de memoria y entonces mi mente sólo se ocupa en la oración y después mi corazón se calma, esos rituales son muy bellos, por lo menos apaciguan la ausencia de Dios.
2. Tengo mucho miedo de perder la felicidad que llena mi vida en este momento, quiero decir, la felicidad que llega por instantes, cuando menos lo noto ya estoy contentísima y eso nadie lo puede sentir, sólo yo. Nunca me había pasado como ahora y no lo quiero perder.
3. Me gusta mucho tomar vino tinto y dormir la siesta. No me gusta sentir prisa.
4. Me fijo mucho en las orejas de las personas. Y me dan horror las orejas de los señores que tienen selvas que se desparraman hasta los lóbulos. Las orejas sucias me dan mucho asco.
5. No me gusta escribir groserías. Me gusta escribir tres adjetivos seguidos para describir situaciones.
6. Todos los días me pinto los ojos y trato que cada día que pasa esté muy conciente de mi ritual, porque las cosas que hago todos los días tienen que ser agradables para no volver de estas pequeñas cosas un tedio. Mi vida se entreteje de estas pequeñas cosas que pasan desapercibidas. Cuando me pinto los ojos, me he dado cuenta, recurrentemente pienso en la vejez, en que un día seré vieja.
7. De un tiempo para acá me he vuelto muy desordenada para leer. Ya. Pocas veces termino una novela, me tiene que atrapar muy bien desde la primera cuartilla. La última gran, gran, gran novela que leí se llama “Pieza única” de Milorad Pavic. Esta novela no la hubiera podido leer si A. no me la hubiera comprado un día que compró una cantidad de libros, qué impresión. Lo cual siempre agradezco profundamente. En este momento leo una novela que me tiene también muy atrapada que se llama “Uniones” de Musil. Este fragmento que leí hoy me dejó pasmada todo el día, es la descripción que hace de su protagonista Claudine cuando se despide de su esposo y emprende un viaje en tren hacia otra universidad: “la felicidad del adiós, de ser extraño al mundo, con la sensación de no poder entrar en su misma persona, no encontrar, entre sus decisiones, ninguna a su medida, sintiendo, empujada en medio de ellas a los márgenes de la vida, el momento anterior a la caída en la ciega y gigantesca grandeza de un espacio vacío, y así, llevaba una vida que flotaba en algún sitio, descargada de la presión de su propio peso anímico”. A veces cuando viajo en taxi siento que mi vida flota y mis pensamientos quedan vacíos de toda literatura, sólo soy. Soy a secas.
8. Bueno, pues por último, tengo que decirlo en algún momento: adoro a los gatos. Tengo tres gatas. Una se llama Ninfa, pero le decimos Negra. Otra se llama Rita, y es la más arisca de todas. Y la que es mi adoración es Pavlova. Se llama así por sus grandes patas, pero se le han sumado nombres y ha terminado por ser Pavlova Akmatova Duncan Klozevits. El último nombre por la novela que leí de Pavic. Y hay una gata que le decimos “la bicha” en casa de A. Yo le puse Gilberta pero lo común es que le digan Vaca. Es una bicha hermosa que se duerme arriba del carro y que tiene un collar antipulgas moradito con blanco. Es muy bella.

Para concluir debo elegir 8 personas que hagan el mismo juego.
Elijo a:
Erato
Elsa
Arcana
Saravia
Fernando
Edgar
Paco Puente
Zero XK




En las fotos: Pavlova, Rita y la Negra.






5 comentarios:

Anónimo dijo...

No entriztezcas Marie. Parece que la vida te sonríe. Si te paras en el miedo no te dejará disfrutarlo. Yo siempre estaré aquí para leerte. Y si estoy en mis siestecitas, tu vas me das un toquecito o me pones una linda canción y !alehop! Haré el payaso para que te rias un ratito. Abrazo
erato

Anónimo dijo...

Marie, las tristezas de la gripa y la lluvia, pareciera que la tristeza siempre tiene que ver con agua, las lágrimas por ejemplo. Bueno pasando a otra cosa, el juego y la frase esa que dice que las oraciones hacen que sienta uno la tranquilidad de que no existe Dios. Van dos o tres frases tuyas que me parecen memorables. Felicidades!

Fernando dijo...

Existe la posibilidad de que tu tristeza se haya disipado, pero si no es asi, creo que lo que he hecho ayudara para que te cures mas rapido...

Anónimo dijo...

Marie, Marie...
No convoques la tristeza, hay demasiada ya y lo que ahora valdría es volver a sentir ese sí afirmativo de la vida, ese sí a seguir, a recomponer el mundo, al menos nuestro mundo. Quisiera tocar tus manos, tu boca y delinear en ese acto mágico tus labios y borrar las lágrimas.

pACO dijo...

¿Tu crees que se pueda decidir no estar triste? Yo tengo mis dudas.

No sabia que el jueguito me diria tanto sobre tí, pero no me sorpende... es más, me parece que ya lo sabía.

Abrazos para ti I.