viernes, enero 26, 2007

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Estoy acostada en mi cama. Y me vienen una serie de imágenes y no sé por qué vienen, por qué las recuerdo, por qué se quedan en mi mente. Lo bueno sería que se quedaran en mi mente y ya. Por ejemplo: Los cuentos que hubiera querido que me contaran cuando era niña. Me leían cuentos. Pero ¿me los contaban a mí? No sé, pero entonces recordé que mi papá me decía mucho, “tú eres una griega”. Y yo le preguntaba, “¿por qué griega?”. “Pues porque los griegos son picudos hija”. Cuando recuerdo las cosas que me decía mi papá, recuerdo algo que me viene mucho a la mente: Una vez estuve muy enferma de la cara. Tenía un infección por todo el rostro, y estaba hinchada, llena de pústulas. Mi papá me llevó varias veces al hospital la Raza porque ahí tenía un amigo médico. Nos íbamos en metro. Dejaba el carro en copilco y así toda la línea, casi toda. Cuando llegábamos al anden. Se veían los túneles vacíos. Estaba todo en silencio. Yo tenía la cara hinchada, pero a mí no me daba pena que las personas me vieran, tenía diez años. Entonces mi papá me preguntó: ¿Por qué lado vendrá el metro? Me asomé y le dije que por la derecha. Después de un rato el metro llegó por la izquierda. Todas las veces que podía me lo preguntó y yo nunca atiné.

Cuando viajo en metro y entro a un anden vacío, siempre recuerdo esa pregunta, ¿por qué lado vendrá el metro?

¿Por qué lado vienen estos recuerdos? ¿por qué vienen? Son recuerdos que se han quedados sujetados de algún lado que no me explico, sólo sé que vienen, que están ahí. Y en una especie de homenaje secreto, camino, también como a él le gustaba, hasta llegar al final del anden, en donde hay una puertecita que dice “no pasar” porque comienzan unas escaleras para entrar al túnel.

¿En qué parte de mi memoria estará esa puertecita que diga “no pasar”?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Marie:
Esos recuerdos son como las fotografías viejas, hermosas por lo que representan (una idea, un amor, un instante de enorme cariño, un deseo de inmortalizar eso que el corazón reclamaba para sí como eterno y que quería detenerlo sin que el tiempo de hierro pasara) pero como ellas también se van amarillentando. Uno no quiere verlo, pero esas personas de las fotos ya se fueron, ya no están ahí, más que en el recuerdo, incluso si las volvieras a ver, volverías al pasado porque ellas pertenecen a ese instante que se quedó fuera del suceder.
Te he de decir, confesar, más bien, que se me llenaron los ojos de lágrimas por lo hermosísimo de tu recuerdo, porque hubiera querido ser el sujeto del recuerdo tan bello, supongo que de haber sido tu padre este sería mi mejor regalo, sería, sin duda, el hombre más feliz del universo.

Anónimo dijo...

hola Marie, un lindo recuerdo, asi como otros sobre las lecturas a los niños, pues si, tienen que ver más con el lector que con el niño en si, por ejemplo hay uno que yo recuerdo, Matias y el pastel de fresas! ja, creo que lo "leí" mil veces, el libro no tenía letras, sólo imágenes y uno podía decir muchas cosas a partir de esas imágenes, dar acento en unas palabras unas veces, luego en otras, luego cambiarlas y usar sinónimos, era un buen ejercicio de creatividad para el lector.

Octopus Queque dijo...

Oh, mi mente siempre me está invitando a pasar. Pero yo le digo que no, que gracias. Que todo está bien si cada quien se queda en su lugar.