Uf. A veces no sé qué pasa conmigo, o tal vez sé perfectamente que estoy en alguna especie de presión y lo que sucede es que me da sueño. A lo mejor es cierto eso que leí ayer “too much perfection is a mistake”. Pero aún así no creo que los sueños muerdan, a veces cuando me voy a dormir más bien me siento atacada. ¿Es malo? He estado soñando a una sola persona durante semanas. Se trata de este personaje que está en mi novela. Apenas puedo con las arañas que mete el inconciente a la hora de soñar. No descanso, ese el problema que no descanso y cuando hago cosas como ir a la biblioteca me quedo dormida sobre mi chamarra y el libro. O cuando estoy aquí, de pronto tengo que alejarme del monitor para ir a recostarme a mi cama, pensar, no lo sé. Ir a acariciar a la gata que se deje, porque necesito hacerlo, porque me comienzo a abrumar por cosa de nada. Tal vez de pronto abrir los ojos y darme cuenta, que me caiga el veinte, tal vez estoy esperando a que me caiga el veinte, que caiga. Ah. Aún así tengo esta necesidad de vaciarme por alguna parte, de ir dejando las palabras en diferentes sitios, porque siento que si no lo hago no podría caminar de la pesadez. Ayer estuve dibujando largo rato, largo, largo, y fue la paz. Me sentí muy calmada, me vino muy bien. Se trata de un dibujito a lápiz, en una esquina de una hoja que ya recorté, porque había varios dibujos malos que también hice. El dibujo se llama “Rosamunda con bolsa, enero 2007” (la fecha es parte del título). Entonces en un banquito de circo encontramos a Rosamunda, la de la gran barba de espaldas. Sólo se observa su gorrito tejido, que claro, tiene que ser rojo aunque ahora sólo está a lápiz, y la barba que le da la vuelta a su vestido. Sus calcetas a rayas y unas botitas del número dos. Le cae una luz encima. Arriba del título hay un reflector, de circo también. Rosamunda trae una cuerda o un hilo, listón, mmm, no sé, tal vez sólo una correa, es esta curva que hice con el lápiz que amarra una bolsa. Esto es lo chistoso. La bolsa es grandísima y tiene la forma de un dinosaurio, claro que sin cabeza porque es justo en donde la bolsa se abre y comienza a iluminar todo, como si la bolsa tuviera un reflector del tipo que alumbra a Rosamunda. Cuando vi que la bolsa parecía un dinosaurio entonces me dieron ganas de ponerle pelitos en el lomo, como esos pelitos que tenía en el copete mi perrita Copilli (xoloescuincle). Aja. La bolsa está semiabierta y tiene mucha luz que sale de ahí. Hacia el límite de la hoja dejé caer un telón de teatro. En el telón, si uno mira con atención, entre los pliegues hay una manita que hace un huequito. Esa manita, es la mía, y soy yo la que está detrás del telón viendo a Rosamunda en el banquito y jalando esta gran, gran bolsa. Justo quisiera meter todas estas palabras en esa bolsa que ilumina el cielo, porque esa es la idea, que ilumine el cielo, el telón está sostenido del cielo, porque no es necesario estar en el cielo, simplemente mirarlo bien, pero en serio mirar lo que hay ahí. Ah, me encantaría que fuera de estos telones que a veces ponen en las portadas de las iglesias barrocas.
(Maggie en donde quiera que estés, te quiero)
2 comentarios:
Me conmueve tanto tu forma de escribir, de pensar, de hacer retruécanos al aire, como desgarrando a veces las palabras, las imágenes y las metáforas. Hay algo de dolor siempre en ellas, pero hay también muchísima candidez, una cierta y vaga inocencia (no me gusta esta palabra porque me parece casi como decir que hay estupidez, lo cual no es cierto pero esa es la sensación que me da, además de que me molesta porque también se le asocia con los perversos polimorfos, como los bautizó Freud a los niños). Es asombroso como se concaten las ideas y como se afirman unas a otras, se arropan para ir diciendo justo lo que se llama lo No-dicho.
querida Maggie, la descripción que haces del circo y Rosamunda, como las palabras pueden ir en la gran bolsa, todo lo que esta escrito logra una imágen tierna, dulce del relato, ojalá subas tu dibujo, me encantaría verlo.
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