miércoles, enero 10, 2007


y como la tarde comienza a tomar ese sabor a jugo de manzana minute maid forte, la temperatura bajó —no me cabe la menor duda—, y yo estoy estrenando mi piyama azul marino exactamente a las dos de la tarde porque tengo la certeza de que no saldré y pintaré dibujitos en el cristal de mi ventana o en los márgenes de los libros que leo, y haré una que otra burrada en mi lenta escritura de calcetines naranjas y miradas perdidas y puntitos negros y claro, Rita, mi gata blanca está dormida en el sol de la cama. Hay tanto silencio que escucho el tecleo,

tla tla tla tla,

es parecida a la canción que hoy silbaba, que silbada me gusta más que cantada por ese loco argentino que dice

ay ay ay, uy uy uy...

ahora todo tranquilo

yo misma

la paz

dos opciones, querida

una siesta

o ver ventana del alma

4 comentarios:

Idalia dijo...

Cortázar te amo

andenken dijo...

Mujer,
me encanta la soltura de ts cabellos, y de tus comentarios, son tan por encima de todo que me conmueve ese desenfado. Me recuerdas a Milán Kundera, en la imposible levedad del ser

Anónimo dijo...

Cortázar, Cortázar, siempre tan ligero, como tú, como esa suerte de ensueño que se guarda en los bolsillos cuando se toma una copa de vino o un café expreso

Idalia dijo...

Andenken,
por eso eres mi amante bandido,
te pienso guardar en el bolsillo
con todo y el botón de mi piyama,
a rayas
y a besos
imposibles
pero
creo
sí, mira,
es más insoportable
no estar contigo
en cada segundo que pasa y pasa y pasa sin otra cosa que guardar en la piyama más que tu recuerdo
y uno que otro humor detenido en mi cuerpo.