sábado, abril 14, 2007

Habría que sobar los pensamientos

como se soba un tobillo...



Y en la orilla de la noche siempre hay un milagro que me alivia, ese pedacito de esencia que se ha quedado en las uñas, el aroma de un recuerdo en mi mente, un puente, un gesto entre los labios y la barbilla. Un abril que ha dejado la realidad en la mesa de un café, de seguir el rastro, la casualidad en dos ramas que se bifurcan y tienen un solo pájaro, un solo camino que en cualquier momento emprende el vuelo. Un año más y a la cama. Me he cansado de dibujar esas quimeras que tienen orejas de conejo, tal vez todas las ideas que espanto de mi mente tienen esas orejas de liebre de marzo, de panzas absolutas o pestañas amarradas a deseos, no sé. No hay luz en la vela, llevo despierta, no mucho, sólo desde que subí las escaleras después de tomar un capuchino (y una dona de azúcar, nariz de azúcar, espuma, tarde). El señor peliblanco de las patillas, prefirió cruzar las piernas, abrazarme en la banca que da a la calle. Los besos, las palabras que se van acercando entre los labios, la felicidad, a veces siento que es tan perfecta que, ah… muy bien podría ser prestada, pero no. El tiempo es lento y rencoroso si el propósito es besarnos, sentir que ocurre como por arte de magia, quiero decir, el encuentro.

6 comentarios:

Idalia dijo...

Mmm..., no sé qué pasa conmigo.

Anónimo dijo...

MMm, Marie:
más suena como a que deberías de ponerle naftalina, al rato vas a hablar de desdentados, de implantes, de arrugas sobre arrugas, de colgajos de piel..., me parece exquisito esta decadencia del gusto

Alberto Constante dijo...

Marie:
son dos relatos o son dos señores?
Uno barbiblanco y otro que parece detritus, alguien a quien ya la vida le pasó encima, no de lado, sino encima y dejó olor a tums, a saliva rojiza (seguramente tiene una afección en las encías y le sangran) las mentas es, claro, para disimular su alcoholismo y da mordidas, evidentemente sin dientes, porque además tiene conjuntivitis. No, no, no, un asilo, sí, te ha confundido con un asilo o con una rescatista de miembros honorarios de la tercera edad. Mmm, esto no tiene sentido.

Idalia dijo...

No es así. Y si quisiera estar hablando de un tipo que está en un asilo, bueno, pues cada quien.

Anónimo dijo...

Marie:
eres encantadora, resulta que el amor es sólo correspondencia del amor, donde todo se mezcla con el amor. Qué palabra tan difícil y con cuánta facilidad la decimos. Pero en este caso estoy persuadido de ese amor que hace sentir el frío en el alma porque te desnuda. quiero dejarte unos versos de Pedro Salinas:

"Aún tengo en el oído
tu voz, cuando me dijo:
"No te vayas". Y ellas,
tus tres palabras últimas,
van hablando conmigo
sin cesar, me contestan
a lo que preguntó
mi vida el primer día"

¿Te gustan?

Recuerdo aquí aquellos versos de Borges:
"Qué no daría yo por la memoria
de que me hubieras dicho que me querías"
No es tu caso
pero podría haber sido. Inimaginable

Idalia dijo...

Ay es tan bello. Es así, de verdad que lo es. Te amo anónimo, te amo.