jueves, diciembre 11, 2014




¿Hacer el amor o coger? ¿Besar o lamer? ¿Dar o penetrar?
¿Tocar o masturbar?
¿Cómo escogemos las palabras para definir aquello
que quiere nombrar nuestro deseo? Alguna vez Julio Cortá-
zar escribió sobre lo difícil (o casi imposible) que es escribir
cuento erótico en español, porque las palabras no son tan
mansas, tan dóciles como en francés o como en inglés: no es
lo mismo leer a Henry Miller en su lengua original que leerlo
en la traducción al castellano, como si algo del erotismo se
esfumara al cambiarlo de idioma.
Lo que tenemos aquí es aquello que no necesita narración
ni traducción: hacer el amor con botas, con los ojos
abiertos, cerrados, con medias y tacones, con los calcetines
puestos, entre los arbustos, en la cama, en el piso, en el comedor,
mimetizándonos entre la colcha y la desnudez, entre
el acto sexual y la naturaleza.
¿Cuál es el objeto de nuestro deseo? ¿En dónde lo encontramos?
¿Qué historia del deseo en imágenes no contamos
a nosotros mismos? 

Así comienza la introducción que escribí para el Calendario Erótico
2015. Gracias a la invitación de mi querida amiga Abril Castillo.
Se estará vendiendo en librerías y puestos de periódicos.
¡Vayan por él!

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