domingo, marzo 11, 2007

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Las aftas mentales. Cada vez que la lengua de la asociación las toca, duele. La idiotez de decir: “Dispongo de poco tiempo—”, cuando es el tiempo el que dispone poco o mucho de ti.

Diario de Andrés Fava, Julio Cortázar.


Quisiera estar dormida todo el domingo. Lo siento, pero es la verdad. Todo el domingo dormida. Aunque a veces me despierto con ganas de estar Feeling Good. A veces con tantas ganas de gritar, con tantas ganas de hacer algo más que no sea un rutina en domingo, pero de gritar en buena medida, de gritar mucho. Abrir la cortina delgada que está por debajo de la cortina gruesa, abrir un poquito la ventana que da hacia la casa a la que no han dejado de crecerle plantas y gallos y perros ladrando, y entonces soltar un buen grito, largo, casi como un silbido. Y no me importaría que saliera la señora que calla el perro a callarme a mí, y estaría bien, sé que estaría bien. Ayer vi una película (Little Miss Sunshine), ahí dicen que es necesario pasar por los años difíciles de la juventud, porque es cuando más se sufre, pero que sin ese sufrimiento no sería posible la vida, entonces el señor (que es el tío de Olive) pone el ejemplo de Proust y su obra, creo que es un muy buen ejemplo, porque sin esos años, en los que la vida parece tan insoportable como un domingo, la magdalena de Proust no tendría efecto. Imagino que el domingo es un día adolescente que no termina por crecer nunca, pero que se tiene que admitir y soportar como una piedrita en el zapato, porque sin ese día, no sé, supongo que sin domingos las personas no envejecerían nunca.

Cosa buena, me asomé a la ventana: Está nublado y me enceguece las ideas esa luz blanca. Ayer se cayeron todas las florecitas moradas que había en las jacarandas. Creo que sólo pude disfrutarlas dos días. Aún así para ser domingo, el simple hecho de que esté nublado lo convierte en un buen síntoma. Y no está tan mal: la cama tendida, me esperan los trastes sucios, guardar la tarta de fruta al refri y ponerme a leer, nada mal. Mi té aún no se enfría, podría ser peor. Podría tener una afta real por adentro de los labios. Podría considerar el domingo como una afta, pero en realidad se trata de un libro en las manos, de una paloma con pelaje sucio, de seguir estudiando, (de ir a lavar los trastes sucios, de ir a lavar los trastes sucios, de ir a lavar los trastes sucios y quedar con los dedos como de viejita), peces a la orilla de la taza, papalotes que no ganan en un concurso, Pavlova panza arriba, rumores on dit y la curiosidad de esperar el lunes, la fronteriza hora del domingo que comienza a ordenarse en palabras, pienso, (pienso en ti que me lees, pienso en decirte que te amo, pero ya lo sabes, es la voluntad, la carita del elefante que está arriba del librero) antes de venir aquí, antes de saber que escribiría, antes de hacer cualquier cosa, rey poderoso, blind melon, imaginé o me inventé un piano en la sala, una armónica en C, me lo imaginé en realidad o sólo cruzo con las ideas tres segundos y después, después me voy a la ventana, el cielo, el tema para la novela, mañana, enteramente mío como los sueños y los caballitos de fieltro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta comentarte primero que nadie, porque este comentario marca a los demás. No lo sé, me lo imagino, quiero imaginar que es así, que las cosas se ordenan como se ordena la aparente lógica de la vida, como se ordena el sol, las estrellas, el cometa que regresa casa 20 años, las estaciones que ahora se han alterado y que parece primavera o verano cuando apenas es invierno, y qe hoy es gris y que mañana como por arte de la compensación, será soleado. Me gusta pensar así, porque también puedo imaginar muchas cosas. No sé por qué odias tanto los domingos. A mí me encanta pasar un domingio escribiendo, o leyendo y me encantaría no bañarme y quedarme con el pelo irsuto, sin ganas de nada excepto de leer, de escribir, de seguir haciendo lo que hago una y mil veces. Eso es lo malo de pensar que los días tienen sentido, que las cosas tienen una razón de ser, que de verdad hay una lógica y que ésta es algo que nos permite saber que las cosas son lo que son porque hay continuidad, serenidad, rectitud

Anónimo dijo...

Querida Marie, me encantó esto de que el domingo es un dia adolescente, jajajaja yo lo asociaba más con senectud.