¿Qué había hecho? Había turbado la armonía del universo mágico de donde mi alma sacaba la certidumbre de una existencia inmortal. Estaba maldito quizá por haber querido penetrar un misterio temible, ofendiendo la ley divina; ¡ya no debía esperar más que la cólera y el desprecio! Las sombras irritadas huían lanzando gritos y trazando en el aire círculos fatales, como los pájaros al acercarse la tormenta.
Nerval