Estoy en pleno movimiento.
El acto puro de escribir me arranca y me contrapone, estoy aquí, veo, platico, de vez en cuando me toco el cabello.
La música es el único elemento que recurre con exactitud a los recuerdos, al menos pone en marcha el tiempo de una manera que me parece amable, me hace sonreír por nada.
Y si tintineo mis dedos sobre la ventana soy yo.
Y si tarareo un poco soy yo.
Y si toco un piano imaginario en el pretil de la ventana soy yo,
soy,
soy con una pequeña caricia de polvo en el dedo,
soy en un movimiento,
robotina danzante,
soy,
soy con una llave pegada a mi espalda, brazos abiertos, tic tac,
sólo ahora
marionetilla,
soy un baile de reloj,
soy un minuto lento, cuadrado, hermoso.
Soy un baile y apenas toco el pretil.
Incluso esas horas que pueden caer en el sin sentido se recuperan con palabras, creo que sí, con algunas palabras la realidad adquiere piernas, puede marchar para otra izquierda y otra derecha. O al mismo lugar pero independiente.
Siento, de alguna insospechada manera, cómo se quedan los días bien doblados, como si hubiera mucho espacio para doblar y guardar domingos y fines de semana.
Días caleidoscopio:
Con una simetría perfecta pero con miles de pedacitos a la mitad, incompletos, sin entender el otro lado del prisma, ese reflejo perfecto que corta los recuerdos en dos, en tres, en cuatro. Y las composiciones ya nunca serán las mismas.
1 comentario:
Esta escritura es el complemento perfecto del video. Como siempre disfrutando de tus escritos.
Arcana
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