martes, julio 09, 2013

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El volante es como el cuello de un ave, si no se toma con firmeza se escapa y si se aprieta demasiado se mata.
Eso me dijo Alberto cuando vio que apretaba el volante como si fuera a salir volando por la ventana. Y en verdad no sé por qué al subir la velocidad había un impulso inconsciente que me hacía apretar con más fuerza el volante del carro.
Donatello levantó hasta 170 cuando la recta era más larga y el pavimento suave. Después no se puede mucho, los camiones de carga, el asfalto poroso, las curvas, las subidas, etcétera.
Mi copiloto de viaje me decía cuándo bajar la velocidad, cuándo frenar y cuándo acelerar para tomar la curva.
Por primera vez manejé la carretera de México a Morelia.
Y todos los periódicos dicen que hay narcotráfico en Morelia, pero nada a la vista, no vimos nada. Ir a Morelia no implica ver cadáveres por la carretera y cosas así, no hay violencia, ni retenes, y ya en la ciudad la gente amabilísima con nosotros.
Fuimos a tomar mezcales al Salón Púrpura en una calle que está atrás de catedral sobre García Obeso. Ahí estuvimos escuchando canciones de Pedro Infante, Jorge Negrete, Juan Gabriel, La Sonora Santanera, Café Tacuba y Chemical Brothers, todo en la misma tarde.
Al día siguiente regresamos.
No hay muchas cosas que hacer en Morelia así que uno se puede volver habitué a un lugar en dos días. De hecho el mesero nos preguntó ¿lo de siempre?
Solamente habíamos estado el día anterior, pero ya era lo de siempre: mezcal y vodka.
De Morelia manejé la carretera con rumbo a Salamanca para de ahí tomar la desviación que lleva a León.
La carretera de Morelia a Salamanca es hermosísima porque hay que cruzar el Lago de Cuitzeo. Hay una parte de la recta en donde para cualquier lado que se mire está el enorme lago y al fondo la montaña, ahí en verdad parece que es otro mundo.
El agua es cristalina y el cielo era azul. Quizá esa es la apariencia que tiene la luna de Júpiter en donde hay agua, o sea, el escenario en donde termina 2001: Odisea del Espacio. Lo único que falta en medio de la recta es un monolito negro y la voz en off de alguien que nos prohíbe el acceso por ser humanos.

No hay que ir tan lejos, cruzar el lago de Cuitzeo por la carretera de Morelia hacia Salamanca es suficiente.

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