jueves, julio 11, 2013

Una vez estando en León…
La ciudad es una mezcla extraña entre Satélite y Little Rock.
Satélite tiene colonias formadas por circuitos, como el circuito de Ciudad Universitaria, en donde para dar una vuelta a una calle hay que seguir hasta el retorno, no hay vueltas sobre calles precisas porque no existe la cuadrícula, por eso es circuito y por eso le da a las colonias una estética muy específica. Y Little Rock es la capital de Arkansas, varias cosas importantes: Sam’s club sale de este pequeño pueblo, así como uno de los expresidentes de Estados Unidos, Bill Clinton. Así es León, pueblo de Vicente Fox y aunque no es la cuna del Sam’s, si está la fábrica de Flexi, por ejemplo, además de que por todas partes hay Sam’s Club, Price Club, Home Depot, H-E-B, y cadenas gringas que ni siquiera en la ciudad de México tenemos, pero que seguramente Little Rock sí tiene.
Entre circuitos y Starbucks llegamos a casa de Maritza.

Apenas puse el freno de mano, vi que estaba ahí asomada por un pedacito de la cortina abierta. Con cara de soy-muy-triste seguida por su perro Pantuflas nos abrió la puerta.
Maritza no tiene suspiros completos, sólo medios suspiros. Soy-muy-triste cambió por unas cuantas horas de semblante para después sumergirse de nuevo en ese estado taciturno.
Maritza cuenta el número de letras que tienen las palabras y resuelve crucigramas con un lápiz del número dos. Así la última letra del alfabeto hebreo se cruza con la mitad de la onomatopeya de la risa y ésta termina para comenzar con el sinónimo de sensible.
Nuestra visita es parecido a un crucigrama de anécdotas, de silencios como los cuadros negros que separan palabras, de nostalgia y cosas del pasado como oraciones difíciles de resolver porque ya nadie recuerda y entonces esas palabras nunca vienen a la mente para poder terminar el cuadro.
En mi visita a León todas las pistas para resolver las horizontales responden a un sólo recuerdo.
1.     Un prendedor diminuto con una catarinita.
2.     Un chocolate Kiss edición especial cereza.
3.     Cuatro veces las mañanitas.
4.     Una conga sin alcohol y al tiempo.
5.     Diez minutos viendo la lluvia caer en el carro.
6.     Un pájaro caminando en la lluvia.
7.     Un hipopótamo rojo de plástico escondido en la alacena.
8.     Un jabón Dove liquido para manos.
9.     Un mosquitero sostenido por clips.
10. Un listón haciendo un moño en una pinza en el refrigerador.


Aquí deberían estar todas esas palabras que tienen que esperar el periódico de mañana para completar algo que en el fondo nunca se completa, una visita a Maritza.

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