sábado, julio 13, 2013

En este sábado de tormenta eléctrica me he asomado más de cinco veces a la ventana. Algo tiene la lluvia que nos atrae. Anubis incluso rasca la puerta del balcón para salir y mojar sus manitas en los charcos que se forman. Yo me quedo viendo si aún sigue lloviendo o si ya paró. Y la lluvia es delgada, muy delgada...
Nada importante qué hacer. O ya todo lo urgente está hecho. O son vacaciones. Quiero seguir haciendo jardinería. Desde mi cumpleaños he comenzado a poner plantas en la azotea. Así que subo a verlas, a regarlas o simplemente a ver cómo siguen después de la lluvia. Ahora tengo más de ocho plantas creciendo en macetas de barro. Una lavanda que cada vez que subo acaricio con los dedos para oler y comprobar que sigue siendo lavanda y que sigue teniendo ese olor relajado y morado.
Como llueve y es sábado y estoy en casa no hay nada mejor que pasear por la blogosfera, leer el twitter, pinterestear... Y estando en el twitter me encontré con una Ráfaga del Pensamiento de @epriani y quedé gratamente sorprendida. Aquí les dejo la liga para que la escuchen:
Y aquí les dejo un fragmento del poema "Finjamos que soy feliz" de Sor Juana a la que está dedicada la ráfaga.

Finjamos que soy feliz,
triste pensamiento, un rato;
quizá podréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,

que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso,
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.


(...)

O ¿por qué, contra vos mismo,
severamente inhumano,
entre lo amargo y lo dulce,
queréis elegir lo amargo?

Si es mío mi entendimiento,
¿por qué siempre he de encontrarlo
tan torpe para el alivio,
tan agudo para el daño?

El discurso es un acero
que sirve para ambos cabos:
de dar muerte, por la punta,
por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro
queréis por la punta usarlo,
¿qué culpa tiene el acero
del mal uso de la mano?

No es saber, saber hacer
discursos sutiles, vanos;
que el saber consiste sólo
en elegir lo más sano.

Especular las desdichas
y examinar los presagios,
sólo sirve de que el mal
crezca con anticiparlo.

En los trabajos futuros,
la atención, sutilizando,
más formidable que el riesgo
suele fingir el amago.

Qué feliz es la ignorancia
del que, indoctamente sabio,
halla de lo que padece,
en lo que ignora, sagrado!

No siempre suben seguros
vuelos del ingenio osados,
que buscan trono en el fuego
y hallan sepulcro en el llanto.

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